La población a nivel mundial está envejeciendo, se estima que para el año 2030 existan 1,400 millones de personas mayores de 60 años en todo el mundo (ONU, 2021).

Según datos del informe “Perspectivas de la población mundial 2019”, en 2050, una de cada seis personas en el mundo tendrá más de 65 años (16%), más que la proporción actual de una de cada 11 en 2019 (9%). Para 2050, una de cada cuatro personas que viven en Europa y América del Norte podría tener 65 años o más.

Este cambio en la dinámica poblacional se considera una de las transformaciones sociodemográficas más importantes del S.XXI, su desarrollo pone de cara una serie de desafíos imprescindibles de atender para poder asegurar el envejecimiento digno y saludable de las poblaciones.

Uno de estos desafíos es el abuso y maltrato hacia las personas mayores. Este fenómeno se considera un problema de derechos humanos y salud pública que pone en riesgo la integridad de las personas envejecidas, obstaculizando el ejercicio pleno de sus derechos; por ello, la importancia de tomar conciencia del abuso y maltrato en la vejez. A nivel social, es imprescindible tomar conciencia sobre esta problemática y visibilizarla, para generar estrategias que permitan prevenir, atender y erradicar este problema.

En México se cuenta con estudios que sugieren que entre el 8.1% y el 18.6% de las personas mayores de 60 años sufren algún tipo de maltrato, cifras que aumentan al 32% en el caso de personas mayores con dependencia funcional (Giraldo, 2019); además, la prevalencia aumenta conforme la población envejece, presentándose con mayor frecuencia en las mujeres. Las causas del maltrato son múltiples, no obstante, la condición de vulnerabilidad en la que viven algunas personas mayores se ubica como un factor que las predispone a sufrir algún tipo de violencia.

El envejecimiento demográfico ha venido aparejado con una serie de cambios económicos, políticos, sociales y culturales que se entrelazan con las necesidades y demandas de la población envejecida. En los países en desarrollo el aumento en la esperanza de vida de las personas ha estado determinado por la mejora en los servicios de salud, la disminución de las tasas de mortalidad y natalidad, así como en el desarrollo de políticas públicas y programas sociales que atienden las necesidades de las personas mayores; no obstante, a nivel estructural existen determinantes económicos, sociales y culturales que impactan en los cursos de vida de las personas mayores, situándolas en contextos de vulnerabilidad que ponen en riesgo su dignidad e integridad. Entre estos determinantes se encuentran:

Vulnerabilidades Gráfica: (INAPAM)

Es esencial comprender que la condición de vulnerabilidad que viven algunas personas mayores no es causada por la edad, sino por factores estructurales que las afectan y se presentan a lo largo de su curso de vida. Estos determinantes generan desigualdades sociales que se pueden exacerbar en la vejez y se interrelacionan con otros factores como son la condición género, el origen étnico y racial, el componente socioeconómico y sociodemográfico, así como la condición de salud (si padece alguna enfermedad, si presenta algún tipo de discapacidad física, cognitiva y/o trastornos psicosociales).

Es erróneo pensar que todas las personas mayores son vulnerables y que esta es una condición inherente a la vejez, por el contrario, la vulnerabilidad se origina por factores propios del contexto de la persona, siendo una condición que puede –o no- presentarse durante esta etapa.

Estos factores pueden originar entornos donde se produzca discriminación, exclusión, estigmas y prejuicios que generen acciones y/o actitudes de abuso y maltrato hacia las personas mayores, a nivel familiar, comunitario, social e institucional (en el ámbito gubernamental o en instituciones de asistencia y cuidados). Así, para prevenir el abuso y maltrato es preciso saber cómo se define y los tipos que existen.

Imagen de archivo. Empleados ayudan a una anciana al llegar a recibir la vacuna rusa Sputnik V contra la enfermedad del coronavirus (COVID-19) en Xochimilco, en las afueras de Ciudad de México, México. 3 de marzo de 2021. REUTERS / Edgard Garrido

El maltrato se define como cualquier acto u omisión que produzca daño, intencionado o no, practicado sobre las personas de cualquier edad, que ocurra en el medio familia, comunitario o institucional, que vulnere o ponga en peligro su integridad física o psíquica, su autonomía o el resto de los derechos fundamentales de una persona, constatable objetivamente o percibido subjetivamente (Iborra, 2005). Los tipos de maltrato son:

Maltrato físico: Actos llevados a cabo con la intención de causar dolor físico o lesiones, como son golpes, empujones, cortes, quemaduras, entre otras.

Maltrato psicológico: Actos que tienen como objetivo causar dolor emocional, algunos ejemplos son las agresiones verbales, intimidación, amenazas, humillación, ridiculización, abandono y sobreprotección, este último puede generar sentimientos de inutilidad o demérito en la persona. Estos actos generan daños en la salud psíquica y emocional, afectando su autoestima. El dolor emocional está presente en todos los tipos de maltrato.

Abuso sexual: Realización de actos sexuales no consensuados con una persona mayor, mediante el uso de la fuerza, manipulación, amenazas e intimidación.

MÉXICO, D.F., 15DICIEMBRE2014.- Dos mujeres de la tercera edad en silla de ruedas duermen en una habitación de la casa hogar para adultos mayores "Un granito de Arena". Muchas veces se relaciona la ultima etapa del ser humano con la soledad ante la incapacidad de realizar actividades cotidianas, los adultos mayores son llevados a los asilos generalmente porque los familiares ya no tienen el tiempo o la paciencia para cuidarlos y prefieren pagar servicios especiales, para algunos ancianos es una buena oportunidad para encontrar nuevas amistades, mientras otros caen en una situación de depresión debido a la soledad.
FOTO: DIEGO SIMÓN SÁNCHEZ /CUARTOSCURO

Abuso económico, patrimonial o explotación financiera: Se refiere a la apropiación indebida de los recursos económicos o bienes de una persona mayor, por medio de amenazas, manipulación, engaños o uso de la fuerza.

Negligencia: Descuido u omisiones en la satisfacción de necesidades básicas de la persona mayor. Este maltrato se puede presentar a nivel familiar o institucional (en estancias de cuidados); se puede ejercer de forma deliberada o a consecuencia de un desconocimiento o falta de capacitación por parte de la persona cuidadora.

Es de suma importancia identificar los factores de riesgo y los tipos de maltrato que existen, para reportar y/o denunciar en caso de presentarse. Existen diversas instituciones que brindan asistencia social, atención psicológica y orientación jurídica a personas mayores que han sufrido algún tipo de violencia.

Los actos de abuso y maltrato ejercidos hacia las personas mayores tienen severas consecuencias en su integridad y calidad de vida, pueden ocasionar morbilidad física y mental, sentimientos de soledad, depresión, ansiedad, aislamiento social, ideación suicida y en casos extremos provocar la muerte de la persona mayor. Diversos estudios han mostrado una mayor prevalencia de maltrato a personas mayores en el entorno familiar. En este ámbito se identifican factores que aumentan el riesgo de sufrir algún tipo de maltrato, como son la existencia de enfermedades mentales, consumo y abuso de sustancias nocivas, relaciones familiares conflictivas, estrés y colapso en la persona cuidadora; siendo los hijos e hijas quienes ejercen mayoritariamente el maltrato.

El INAPAM ofrece Asesoría Jurídica gratuita a personas mayores que sufren algún tipo de abuso o maltrato. Si requiere de este servicio envíe un correo electrónico exponiendo su caso a la dirección: [email protected]