Luego de que el embajador de Estados Unidos en México, Ken Salazar, respaldara la reforma energética del presidente Andrés Manuel López Obrador, el diario estadounidense The Wall Street Journal publicó este domingo una columna de Mary Anastasia O’Grady, en la que criticó el “mal juicio” del embajador y sugirió despedirlo.

El jueves, después de reunirse con el presidente de la Cámara de Diputados, Sergio Gutiérrez Luna, y líderes parlamentarios del PRI y de Morena, Salazar señaló que las leyes en materia de energía “se tienen que revisar y reformar, porque en el tiempo la experiencia no da un aprendizaje grande, ¿no?

“Entonces, México ya lleva desde 2013 con esta ley que tiene. El presidente López Obrador tiene razón al decir: ‘Vamos a hacer cambios para lo mejor del pueblo’, ¿no? Entonces, este proceso que existe ahora, que el Presidente ha planteado, se tienen que entender las razones de él”.

Un día después, López Obrador agradeció las palabras de Salazar. “Muy bien, Ken”. Calificó al embajador de un “hombre de sentido práctico” y subrayó que el gobierno del mandatario estadounidense, Joe Biden, ha sido “muy respetuoso” en el tema de la reforma energética.

Las palabras de Salazar no cayeron muy bien en diversos sectores estadounidenses, críticos con una reforma que genera preocupación sobre la participación extranjera en el sector eléctrico.

El propio Salazar, el viernes, pareció rectificar vía Twitter. “Una de mis principales prioridades en México es ver por inversionistas y empresas estadounidenses, para que exista piso justo y parejo. Estados Unidos respeta la soberanía de México y confía en que México cumplirá los compromisos adquiridos bajo el T-MEC al considerar cambios al sector energético”.

Pero en su columna dominical The Anericas, O’Grady dijo que “no hay manera de exagerar el mal juicio del Sr. Salazar. Se trata de las reformas constitucionales a las leyes energéticas de México, propuestas en septiembre por AMLO -como se conoce al presidente- y pendientes de aprobación en el Congreso mexicano.

“Las reformas contravienen directamente los compromisos del país en el marco del Acuerdo Estados Unidos-México-Canadá (T-MEC o USMCA, como se le conoce en inglés) de garantizar mercados abiertos y competitivos y un trato equitativo a todas las partes, extranjeras y nacionales.

La columnista recordó que el mes pasado, la secretaria estadounidense de Energía, Jennifer Granholm, viajó a Ciudad de México para tratar asuntos bilaterales con el Sr. López Obrador y que a pesar de que la secretaria mexicana de Energía, Rocío Nahle, dijera que Estados Unidos no expresó preocupación alguna por el tema de la reforma energética, Granholm dejó en claro que se transmitieron, “expresamente, preocupaciones reales por el potencial impacto negativo de las reformas energéticas propuestas por México en la inversión privada de Estados Unidos”.

También dijo que esas reformas “podrían obstaculizar los esfuerzos conjuntos de Estados Unidos y México en materia de energía limpia y clima”.

Granholm dejó todo muy claro, dijo O’Grady en su columna, “hasta que el Sr. Salazar decidió ponerse del lado de AMLO, diciendo a los periodistas el jueves que el Sr. López Obrador ‘tiene razón’”. Sobre las declaraciones posteriores en Twitter, la columnista señaló que “el daño está hecho”.

En el texto, titulado: “Un embajador de Estados Unidos se pone del lado de México”, recordó que la reforma energética “obligaría a los generadores privados de electricidad a vender a la estatal Comisión Federal de Electricidad, que fijaría los precios como único comprador y controlaría el despacho a todos los consumidores, dándole un poder de mercado del 100%”, que con ella la Comisión Reguladora de Energía y la Comisión Nacional de Hidrocarburos, que garantizan “la competencia y la no discriminación en el mercado”, serían eliminadas.

“Al no estar garantizada la igualdad de trato de los inversores ante la ley, el capital se agotaría. Pero eso no le importa a AMLO. Su objetivo es consolidar el poder para que el gobierno pueda planificar y controlar de forma centralizada la industria energética de México y la economía que depende de ella”, aseguró O’Grady, quien alegó que “la soberanía sobre la energía no da a México el derecho a inclinar el campo de juego contra los inversores no estatales”.

De hecho, consideró, “México ya está violando los derechos de las empresas energéticas estadounidenses. Ha confiscado terminales de almacenamiento y ha apuntado a empresas privadas de generación de energía para la cancelación de permisos, incluyendo las renovables de bajo coste.

“La semana pasada, Bloomberg Línea informó que la Secretaría de Energía ‘no renovó 11 permisos de importación de combustible’ a partir de este mes. Las empresas afectadas son BP, Glencore y Ford”.

El embajador Salazar, se quejó, parece no haber leído las solicitudes de ayuda de legisladores estadounidenses a la administración Biden para presionar a México sobre el tema, ni las respuestas emitidas tanto por Granholm como por la secretaria de Comercio, Gina Raimondo, y la representante de Comercio de Estados Unidos, Katherine Tai, señalando que “entendemos y compartimos sus preocupaciones con respecto a las reformas constitucionales propuestas por México y las recientes acciones que afectan a las empresas e inversores estadounidenses en el sector energético”.

México, denunció O’Grady, “está inmerso en un asalto al mercado energético norteamericano, un componente clave del USMCA y del desarrollo a ambos lados de la frontera”. En ese sentido, detalló que Estados Unidos “tiene la obligación de llamar a consultas formales. El socio comercial más importante de México necesita entender hacia dónde se dirige AMLO con sus reformas energéticas y la discriminación relacionada que ya se está llevando a cabo. Debería advertir al presidente mexicano que las violaciones del acuerdo comercial tendrán consecuencias, incluyendo dolorosas represalias”.

Sobre Salazar, O’Grady concluyó: “Joe Biden debería encontrarle un nuevo empleo”.