En perfecto estado de salud y casi tapados por arbustos hallaron a dos niños abandonados por sus padres en la frontera de México con Estados Unidos. Agentes de la Patrulla Fronteriza de ese país asignados a la estación Eagle Pass South encontraron a los pequeños muy cerca del Río Grande, el pasado 14 de septiembre.

No se sabe cuánto tiempo permanecieron en este lugar, casi escondidos, los dos pequeños: una niña de dos años y un niño de tres meses que fue dejado en un portabebés. Aproximadamente al mediodía, los agentes fluviales de la Patrulla Fronteriza estaban realizando operaciones de rutina en un bote cuando notaron un color inusual en la orilla del río.

Mientras los agentes investigaban si había migrantes en el lugar, descubrieron a los dos niños pequeños abandonados. De inmediato respondieron y los recuperaron a ambos de manera segura, informó la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de EE. UU. en un comunicado de prensa.

Los patrulleros revelaron que los progenitores de los pequeños dejaron una nota debajo del portabebés, por lo que aseguraron que ambos niños son hermanos y de nacionalidad hondureña. Ese mismo día se realizó una búsqueda exhaustiva en el área para ver si se hallaban los padres, pero no se encontraron otras personas.

La niña y el bebé no requirieron atención médica y fueron trasladados a la estación de Uvalde para su procesamiento, según acotó la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos, la agencia unificada dentro del Departamento de Seguridad Nacional encargada de la gestión, el control y la protección de las fronteras en los puertos de entrada oficiales y entre ellos.

Hasta este lunes 13 de septiembre, la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza tenía bajo su custodia 587 menores no acompañados, según datos del Departamento de Seguridad Nacional (DHS) de Estados Unidos.

El Río Grande es la frontera natural entre México y Estados Unidos. Es uno de los puntos de cruce para miles de latinoamericanos: hondureños, haitianos, cubanos, salvadoreños y venezolanos que huyen de la crisis de sus países y buscan lograr el “sueño americano”. Para hacerlo pagan miles de dólares a traficantes o ‘coyotes’ que los transportan en balsas inseguras hasta el lado estadounidense.

Muchos de esos migrantes y refugiados, tal vez como los padres de los dos niños hondureños abandonados, huyen de la violencia y la falta de oportunidades, así como de los regímenes autoritarios. Esa es la razón por las que miles de personas deciden emprender un viaje peligroso hacia el norte, con destino a Estados Unidos.

Las historias de escape se repiten una y otra vez cuando cae la noche a orillas del Río Grande. Este es tan solo uno de los pasos que cruzan los migrantes que quieren llegar a Estados Unidos. En abril pasado, más de 178.000 personas llegaron de manera irregular a la zona fronteriza mexicana.

Esta no es la primera vez que las autoridades encuentran a niños migrantes abandonados. El pasado 29 de junio, el Instituto Nacional de Migración (INM) y la Guardia Nacional de México hallaron a ocho personas de origen centroamericano, entre ellas a un menor de dos años no acompañado, que habían estado viajando en una tractomula por el sur del país “con aparentemente más de 100 migrantes hacinados”, informaron voceros del INM.

Según las autoridades, los hechos ocurrieron en la carretera Ocozocoautla-Las Choapas que conecta Chiapas con Veracruz. Los migrantes localizados en el camión presentaban síntomas de deshidratación y asfixia.

Según el comunicado, los migrantes dijeron que, horas antes, varios de sus compañeros de viaje comenzaron a desvanecerse debido al calor y la falta de aire, y que algunos exigieron a gritos y golpes dentro del vehículo que el chofer se detuviera.

Cuando este lo hizo, uno de los supuestos “guías” abrió una puerta y varias personas saltaron del vehículo y corrieron hacia la maleza, aunque ocho personas no lograron huir. El menor fue abandonado al lado de la carretera, en la barrera metálica, con ropa suelta, mochilas y comida, según las autoridades. Ninguno de los adultos declaró ser su familiar.

El INM señaló que notificó a la representación de la Procuraduría Estatal de Protección de Niñas, Niños y Adolescentes de México, con el fin de que asumiera su tutela y cuidado, y que se contactó al Consulado de Guatemala “al haber indicios de que el niño podría ser de esa nacionalidad”.