El 14 de julio, 15 personas salieron de la comunidad yaqui Loma de Bácum, en el sur de Sonora, con rumbo al rancho conocido Agua Caliente -a unos 85 kilómetros al norte-. Ahí recogerían algunas vacas que llevarían a su comunidad para la fiesta tradicional que iniciaba ese día. No volvieron a su comunidad y desde ese día no se tiene noticia de su paradero.

“Hasta ahorita ningún funcionario, nadie del gobierno estatal o federal se ha presentado aquí para darnos su apoyo, aquí nomás mandaron a la Guardia Nacional, a la Marina, a la Sedena, a la policía y la agencia investigadora que según son los que están apoyando, sin embargo, no se ven los resultados”, denunció Guadalupe Flores Maldonado, miembro integrante de la Tropa Yoremia del Heroico Pueblo de Loma de Bácum.

En entrevista con Animal Político explicó que, aunque fueron 15 personas las que en un primer momento fueron levantadas, a cuatro de ellas dejaron en libertad y una más logró escapar de los captores. A tres semanas de su desaparición, subrayó, ningún grupo delictivo ha asumido la autoría del secuestro, por lo que en la comunidad yaqui consideran que se trata de una forma de presión por parte de empresas mineras -en contubernio con las autoridades- porque quieren instalarse en esta comunidad y explotar sus recursos naturales.

“Lo que está pasando creemos que es consecuencia de eso porque estamos en contra de las mineras, las mineras son un grupo muy fuerte pero también pensamos en expulsarlos, entonces una estrategia que están usando es la de dividir a la gente, es meterles cizaña, miedo… Como no lo han podido hacer amenazándonos, metiéndonos miedo ni tratándonos de sobornar, lo que hacen ahora es mandar a secuestrar gente”, sostuvo Flores Maldonado.

En los últimos meses se ha intensificado la violencia en contra del pueblo yaqui pues se ha registrado la desaparición y muerte de líderes de la comunidad, defensores de derechos y activistas como: Tomás Rojo, Agustín “El Roque” Valdez y Luis Urbano.

En defensa de la tierra

La nación de la tribu yaqui está compuesta por ocho pueblos. Cada uno tiene su jurisdicción bien definida y es autónoma. En el caso de Loma de Bácum, en donde viven alrededor de 4 mil 750 personas, se aplican al 100% sus leyes y costumbres.

En total se estima que la comunidad yaqui del país es de más de 40 mil personas, mismas que viven en los ocho pueblos ubicados al sur de Sonora, además de otras 15 mil personas -también pertenecientes a la comunidad yaqui- que radican en Tucson, Arizona.

Durante años, cada uno de los pueblos ha tenido que defender su territorio ante la constante presión por distintas obras públicas y privadas, por ejemplo, gasoductos.

Esto, explica Guadalupe Flores Maldonado, ha llevado a que la relación de estos pueblos -en especial Loma de Bácum- sea muy ríspida con las autoridades estatales.

“Nosotros con el estado hemos tenido una relación muy ríspida debido a que nos hemos opuesto… les ganamos un proyecto del gasoducto que traían para que pasara por aquí, pero también estamos viendo que cada sexenio del gobierno estatal que va cambiando trae lo suyo (…) ahorita tenemos el problema de las mineras que le va a tocar al (gobernador) que sigue que es (Alfonso) Durazo”, subrayó.

“Esta nueva afrenta nosotros sabemos que no es ni el crimen organizado ni nada de eso, sino que es una forma de presionar a nuestra gente para que entren las tóxicas mineras”.

En los últimos cinco años han tenido que estar más alerta de todo lo que sucede en su territorio. En septiembre de 2016 advirtieron la presencia de personas que refirieron pertenecer a los servicios geológicos mexicanos. En la sierra comenzaron con la labor de prospección y desde entonces han estado en disputa permanente con ellos.

Antes de eso tuvieron que defenderse para evitar que un gasoducto cruzara sus tierras.

“Al gasoducto le ganamos por la vía legal y física. Nos amparamos, nos dieron el amparo y aún así el gobierno les permitió trabajar a la empresa trasnacional Sempra Energy e inclusive le dio vigilancia especial con todos los elementos policiales que tiene… desde policía ministeriales hasta el mismo Ejército que pidió la gobernadora (Claudia Pavlovich) a pesar de haber un amparo federal en contra de eso, lo cual nos obligó a usar nuestras leyes y costumbres y nuestro sistema normativo y con eso los expulsamos de aquí”, explicó Flores Maldonado.
“Nosotros veíamos que ese tubo era más para poner un obstáculo hacia el norte, hacia donde está la parte serrana que es donde quieren entrar las mineras transnacionales canadienses”.

De acuerdo con el testimonio del miembro de la comunidad yaqui, las empresas que buscan explotar los recursos de esta zona del país se dedican a ubicar a los líderes de los pueblos originarios y sobornarlos para que den su autorización para que se establezcan en sus tierras.
Loma de Bácum no fue la excepción, también les ofrecieron dinero en efectivo y algunos otros regalos, pero no fueron recibidos.

¿Dónde está mi hermano?

Una de las personas secuestradas es el ganadero Gustavo Acosta Hurtado de 49 años. Está casado y tiene un hijo de 11 años.

De acuerdo con su hermana Olivia, en Loma de Bácum y en todos los demás pueblos aledaños no hay nadie que no conozca al Güero, como le dicen a Gustavo.

Toda su vida se ha dedicado a la compra-venta de ganado, pero desde el 14 de julio no se tiene información de su paradero.

La última noticia que Olivia tuvo de su hermano es por un conocido quien refirió que estaban a 20 kilómetros de Loma de Bácum, en un rancho conocido como Los Coyotes, pero que alrededor de las 16:30 horas fueron emboscados.

“Me entregaron el carro, pero el carro no es garantía. ¿Mi hermano dónde está?”, dijo la mujer a Animal Político.

Desde el momento de su desaparición, las autoridades de Loma de Bácum se organizaron y con apoyo de otros miembros de la comunidad comenzaron con las labores de búsqueda de los 10 desaparecidos. En los primeros recorridos encontraron pertenencias regadas de algunos de ellos, así como una vaca quemada.

“Secuestran a nuestra gente para tratar de intimidarnos para que los familiares de estos secuestrados presionen a la autoridad y ellos tratan de meterle cizaña a la gente para que los acusen de que por culpa de las autoridades está pasado esto por no aceptar estos proyectos de muerte, sin embargo, pues ellos también lo saben, lo han vivido en carne propia y saben de dónde viene esta nueva amenaza de exterminio a nuestra nación yaqui”, insistió Flores Maldonado.

“Sabemos que los tiempos cambian, pero las intenciones no (…) sabemos que siempre está el interés de arrebatarnos nuestros recursos naturales y nuestro territorio (…) porque piensan que hay hasta litio”.
Olivia dice que al otro día de la desaparición de su hermano se puso la denuncia por su desaparición y la de las otras nueve personas y que, aunque la Sedena, la Marina y la Guardia Nacional han participado en jornadas de búsqueda en la sierra, no hay ningún avance.

Por separado Flores Maldonado subrayó que el 10 de julio la comunidad de Loma de Bácum expulsó de su tierra al Ejército y a la Sedena al detectar que estaban haciendo labores de intimidación y por tratar de desarmar a la guardia tradicional de esta comunidad.

“Fueron expulsados y casualmente a los cuatro días desaparecen a nuestras gentes”, reclamó. “Creemos que son actos que están vinculados”.

“Sabemos que el crimen organizado que trabaja por este lado ejecuta luego luego a las personas, sin embargo, aquí no, hasta la fecha creemos que siguen vivos y que quienes están participando son personas que tienen un interés aparte y que no se atreven a decirnos qué es lo que quieren”.