Uno de los crímenes más sonados de la política mexicana fue sin duda el de Luis Donaldo Colosio Murrieta, ocurrido el 23 de marzo de 1994, cuando el entonces candidato del PRI a la Presidencia de México visitó la colonia Lomas Taurinas, en Tijuana, Baja California.

A casi 27 años de los hechos, su hijo, Luis Donaldo Colosio Riojas viajó a este lugar donde hizo un pronunciamiento en el que asegura perdonó a los “cobardes” que acabaron con la vida de su padre.

“Me encuentro en Lomas Taurinas, Tijuana… aquí perdí a mi padre y mi madre, quien ya estaba enferma antes de morir, tomó la decisión de mudarnos a Monterrey… este lugar en vez de representar una tragedia hasta el fin de los tiempos, tiene que ser reinvindicado y servir como el inicio de una nueva etapa en el país.

“Una de las lecciones más poderosas que me enseñó mi padre fue a no envenenarme el alma, y, tal como también aprendí de mi madre, mi venganza será mi perdón”.

En un tono más enérgico, Colosio Riojas, frente a la estatua de su padre, perdonó a las personas que asesinaron al político y criticó las injusticias que se viven en el país.

“Perdono a los cobardes que me arrebataron a mi padre, haciendo hasta lo inimaginable con tal de sacar a Colosio de la contienda, perdono al asesino que tomó su vida producto de las circunstancias desesperadas e inciertas, posiblemente obligadas por las que atravesaba en aquel momento… a un sistema judicial que lejos de ayudar a procurar a la verdad, se empeñó en destruir toda posibilidad de hacer justicia a un crimen nacional… perdono porque es lo correcto y porque está solo en mi persona la obligación de tomar este paso hacia adelante”, dijo el joven político.