Como parte de sus últimas actividades de Presidente en funciones, Donald Trump apuró que se lleven a cabo ejecuciones a presos, apretó aún más las condiciones para brindar asilo a migrantes, y presumió el acercamiento logrado entre Israel y Marruecos.

Su Gobierno selló ayer una regulación que restringe en gran medida el acceso al asilo en Estados Unidos, parte de una serie de medidas de último minuto en materia de inmigración que el presidente electo Joe Biden probablemente intentará revertir.

La regla bloquea el acceso al asilo para la mayoría de los migrantes que llegan a la frontera entre Estados Unidos y México mediante una serie de cambios en los criterios de elegibilidad, según expertos y defensores.

Además, instruye a los jueces de inmigración y funcionarios de asilo a denegar algunas solicitudes, como las basadas en abuso doméstico y violencia de pandillas, con excepciones.

A medida que se acerca el final de su Presidencia, se apresura a llevar a cabo varias ejecuciones federales.

Cinco de ellas están programadas antes de la toma de posesión del presidente electo Biden el 20 de enero, lo que rompe con un precedente de 130 años de pausar las ejecuciones en medio de una transición presidencial.

Si finalmente las cinco tienen lugar, Trump será el presidente que más ejecuciones impulse en más de un siglo, con 13, desde julio de este año.

El mismo día, la administración saliente del republicano ha reconocido, a solo seis semanas de abandonar el poder, la soberanía de Marruecos sobre el Sáhara Occidental, a cambio del pleno establecimiento de relaciones diplomáticas de Marruecos con Israel, alcanzado con la mediación de Washington.

Marruecos se convierte así en el cuarto país árabe que pacta normalizar sus relaciones con el Estado judío, después de que en agosto lo hiciera Emiratos Árabes Unidos y le siguieran en septiembre Baréin y en octubre Sudán, en los conocidos como Acuerdos de Abraham.

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Incorpora Biden a otro perfil de ‘era Obama’

El presidente electo de los Estados Unidos, Joe Biden, eligió a la alta funcionaria de la administración Obama, Susan Rice, como la cabeza del consejo de política doméstica de su futuro Gobierno.

En los últimos meses el nombre de Rice estuvo presente en el equipo de Biden, considerando que fue una de las finalistas en la lista de candidatas a acompañarlo en la fórmula presidencial, puesto que terminó ocupando Kamala Harris, refieren medios como Infobae.

Una vez electo, Rice también sonó como candidata para ocupar la posición de Secretaria de Estado, un rol que iría en línea con su amplia experiencia en relaciones internacionales.

Durante la primera administración de Obama, Rice se desempeñó como embajadora ante las Naciones Unidas; en la segunda fue su asesora de Seguridad Nacional.

En su momento, varios demócratas expresaron preocupación ante la posibilidad de que Rice fuera nominada para ese puesto, dado que implicaría una batalla con los senadores republicanos que tienen que aprobar esta posición.