El presidente Andrés Manuel López Obrador no tiene la intención de cambiar la manera en la que se relaciona con la prensa, porque necesita tener adversarios, afirma el director editorial de La Prensa, Luis Carriles Sánchez.

“Y si no, los crea, los inventa, los crece o los hace evidentes; ahí están los ejemplos de la mafia del poder, los corruptos, los conservadores, los fifís o los prianistas, lo mismo ahora con los medios”, asegura en entrevista con EL UNIVERSAL.

Con 28 años de experiencia en el periodismo, asegura que la libertad de expresión en México no está en peligro, aunque admite que hay grupos de poder que quieren controlar no lo que se dice, sino cómo se dice.

“Los medios están suficientemente sanos para presentar los hechos, los datos, los testimonios y el contexto en el que se está dando la información. Si por eso somos una molestia para el gobierno y no le gusta eso, está bien.“Pero mientras nos mantengamos dentro de la ley tenemos que ejercer este derecho que está consagrado”, aduce.

Especializado en temas económicos, principalmente de la fuente energética, Carriles Sánchez opina que la mejor política de libertad de expresión es que no haya política de libertad de expresión. Lo ideal es transitar entre la autorregulación y la ley.

EXCESO DE SIMPLIFICACIÓN

Para Carriles, las noticias que publican los medios están documentadas, son hechos, datos duros o testimonios que reflejan la realidad; sin embargo, el Presidente y el gobierno en general tienen un gran problema: el exceso de simplificación de las cosas.

Cuando una nota tiene una connotación negativa o desfavorable a la administración federal, López Obrador resuelve con un “tengo otros datos”, sin que los ofrezca, y en general, dice, nunca los tiene a la mano.

“Así parece que los medios no entendemos su modelo econó mico o de política social. Cuando simplificas tanto los temas, terminas con respuestas como esas.

“Y lo que termina pasando es que se crean estos grandes adversarios del gobierno fáciles de identificar cada que defiende su punto de vista”, dice.

Por eso, el directivo refuta: “¿Cómo ocultas más de 100 mil muertos por la pandemia? ¿Cómo escondes una caída de 9% de la economía nacional? ¿Cómo explicas que hoy tienes más homicidios por muerte violenta que los que hubo con Felipe Calderón?”.

López Obrador, subraya, necesita el adversario, y lo crea, lo cultiva y lo alimenta, con la finalidad de tener referentes, de que haya buenos y malos, negros y blancos: “Yo no veo a ningún periódico que sea conservador, porque todos están ejerciendo la libertad de expresión, que pueden hacerlo dentro del marco de la ley”.

ESENCIA CRÍTICA

Apasionado del futbol americano, seguidor del equipo de Washington en la NFL y de los Pumas de la UNAM, Luis Carriles pone en la mesa una parte esencial de los medios de comunicación que parece no ser vista por este gobierno: ser críticos y evidenciar los hechos.

Los reporteros, detalla, quieren llevar la nota principal o la información exclusiva; los moneros, sus mejores caricaturas; los cronistas, la historia más colorida; los fotógrafos, la imagen más descriptiva… un ejercicio que trasciende generaciones o sexenios.

Explica que en esa lógica ningún gobierno se salva de la crítica, de la observación, de la nota puntual sobre acciones y ejercicios que merecen la evaluación y el análisis periodístico.

Carriles Sánchez hace esa observación al cuestionársele si López Obrador es el presidente más criticado de la historia.

“Me acuerdo con Enrique Peña Nieto el mar de caricaturas, los memes, los videos que se hacían sobre él. Lo mismo con cualquier presidente que queramos ver. El tema es que la mejora tecnológica y la fuerza de las redes sociales hace que la difusión sea mayor.

“Pero a todos les ha tocado: a Carlos Salinas de Gortari, a Ernesto Zedillo, a Vicente Fox, a Felipe Calderón y ahora a Andrés Manuel López Obrador, pero es parte de ser gobierno”, enfatiza.

El directivo de La Prensa recuerda una foto en su época de estudiante, era el tiempo presidencial de Miguel de la Madrid, cuando medio gabinete estaba en la plaza de toros y el titular de Pesca le puso una peluca al entonces secretario Salinas de Gortari. Todos alrededor se reían de la imagen.

“Salió en todos los periódicos. Cosas como esas han salido siempre”, rememora.

MODERNIDAD VS. ANQUILOSAMIENTO

En las instalaciones del periódico, sentado en un sofá y con el dibujo de un león como fondo en la pared, logo característico de La Prensa, Luis Carriles Sánchez reflexiona sobre la modernización por la que atraviesan los medios de comunicación y por la que también debe pasar el gobierno.

Explica que así como Block- Buster en su momento no compró Netflix, a los medios informativos les puede pasar lo mismo.

“Puede que estemos dejando pasar una oportunidad en el tema de las redacciones digitales. Lo que viene en términos de periodistas y el mismo periodismo tendrá que ver con la revolución tecnológica que enfrentamos.

“Si los medios peleamos por acomodarnos en esa nueva realidad, el gobierno tiene que hacer lo mismo”, refiere.

Manifiesta que es difícil creer que a estas alturas haya un consejero independiente de Pemex que ponga como propuesta regresar a los petrobonos: “La mitad de la población del país no nacía cuando se inventaron estos instrumentos”.

O tener una secretaria de la Función Pública hablando de las políticas neoliberales, cuando su función es ser contralora del gobierno.

Incluso más allá, señala. Renegociar el T-MEC porque esta administración no podía utilizar el lenguaje que dejó el gobierno anterior.

“Cuando son así de viejas las propuestas, ¿cómo defiendes eso? Insisto, hay un problema de simplificación muy fuerte de este gobierno”, critica.

Para Carriles Sánchez, un ejemplo más de la comunicación tan compleja del presidente López Obrador se refleja con el uso del cubrebocas durante la pandemia por Covid-19, un elemento que debería ser tan importante para la población.

“¿Por qué no se pone un cubrebocas? Porque para él es un símbolo de que lo quieren callar. Todo el gabinete lo ha utilizado en algún momento de la emergencia sanitaria.

“En Estados Unidos hay una campaña que dice que ponerse el cubreboca no es una declaración política, sino un asunto de salud pública, pero para el Presidente es como decir que se va a quedar callado. Y está bien que hable, que responda, pero que haga lo que se le cuestiona, lo que se le pregunta y no que descalifique como frecuentemente lo hace”, recalca.

TAREA DE LOS MEDIOS

Carriles concluye que el círculo virtuoso de la libertad de expresión no puede completarse sin que los mismos medios también contribuyan en este ejercicio.

Dice que la autorregulación es fundamental y el punto de partida: “Tenemos la tarea y la obligación de verificar todas nuestras notas, toda nuestra información, nuestros datos, los testimonios, de ofrecer al lector noticias reales.

“Al mismo tiempo tenemos que cumplir con la legislación. Tenemos que respetar la ley de datos personales, la privacidad, las leyes que protegen a los niños, a las mujeres, las leyes de víctimas o la Ley Olimpia, por dar unos ejemplos.

“Hay marco legal y suficiente jurisprudencia para operar en este tipo de situaciones, así que eso es importante para completar este círculo virtuoso de la libertad de expresión”, señala.