Las fuerzas de seguridad de todo el mundo están haciendo un uso indebido y generalizado de los gases lacrimógenos con el fin de disolver protestas de todo tipo cuando en muchos de los casos no estaría justificado, lo cual está llevando a la comisión de abusos de los Derechos Humanos que incluso podrían ser considerados tortura, denunció Amnistía Internacional.

La organización presentó un nuevo sitio multimedia e interactivo ‘Tear Gas: An investigation‘ (Gas lacrimógeno: investigación) en el que se examina en qué consiste el gas lacrimógeno y cómo se utiliza en todo el mundo, además de documentarse los casos de uso indebido y que a menudo tienen como resultado de lesiones graves o muerte.

“Las fuerzas de seguridad suelen hacernos creer que el gas lacrimógeno es un medio ‘seguro’ para dispersar multitudes violentas, que evita tener que recurrir a armas más nocivas”, señaló Sam Dubberley, director del proyecto Evidence Lab del Programa de Respuesta a las Crisis de Amnistía Internacional, subrayando que el análisis llevado a cabo “demuestra que las fuerzas policiales están haciendo un uso indebido de él, y a una escala generalizada“.

“Hemos documentado el uso de gas lacrimógeno por fuerzas policiales en formas para las que no ha sido concebido, a menudo en cantidades excesivas contra manifestantes mayoritariamente pacíficos, o disparando proyectiles directamente contra personas, causando lesiones y muertes”, precisó.