Abdullah al-Mohammad, un padre de familia de Idlib, se las ingenia para hacer reír a su hija Sawa en medio del horror de la guerra. Desde que se mudaron a esta ciudad, la familia lucha cada día para que el sonido de las explosiones no les robe la sonrisa. Sobre todo, a la más pequeña de la familia, de solo tres años, que gracias a su padre recibe el sonido de las explosiones con hermosas carcajadas.