Un contingente de la caravana migrante, principalmente integrada por hondureños, llegó a la entrada del puente internacional Rodolfo Robles, en la frontera entre Ciudad Hidalgo, Chiapas, y Tecún Umán, en Guatemala.

Aproximadamente a las 4:30 h arribaron los migrantes a la entrada del puente fronterizo.

Treinta minutos después, no obstante, policías fronterizos de Guatemala abrieron las puertas, pero la caravana esperó, realizó oraciones y cantó el himno de Honduras.

Al hallar las puertas cerradas de la frontera mexicana, los integrantes de la caravana migrante han decido sentarse a la mitad del puente Rodolfo Robles.

Los miles de migrantes hondureños y salvadoreños abandonaron, desde las 4:00 h, los albergues en Tecún Umán para avanzar a la garita.

Al llegar a unos 200 metros de la línea mexicana observaron las rejas verdes cerradas y con fuerte presencia de la Guardia Nacional, por lo que detuvieron su paso y se sentaron “hasta que nos dejen pasar”.

“Solo queremos que nos dejen pasar, no vamos a causar problemas, pero lo estamos intentando a la buena, no queremos que sea a la mala”, comento a Milenio Joel Antonio, quien se encontraba en la primera línea de la caravana.

Ahí, representantes de la caravana entregaron un mensaje a las autoridades mexicanas en el que piden al presidente Andrés Manuel López Obrador responder en tres horas a su petición de libre tránsito, aunque descartaron romper el orden de manera posterior.

“Vamos a esperar que el Gobierno mexicano mande una representación en estas tres horas que vamos a estar acá y así dialogar porque se trata de un diálogo. Ellos ofrecieron trabajos para compañeros”, declaró un representante de la llamada “Caravana del Migrante 2020: Dios es amor”.

Los representantes de la caravana se encuentran en estos momentos reunidos con agentes del INM.

“México”, “Viva México” y “México lindo, ahí te vamos son parte de las consignas de los migrantes, que provienen en su mayoría de Honduras, pero también de El Salvador, Nicaragua y Guatemala, donde este fin de semana descansaron en campamentos emergentes para aguardar la llegada de todos los contingentes e intentar el paso a México.

“Somos migrantes, no somos criminales. Somos trabajadores internacionales”, fueron otros gritos con los que los centroamericanos rechazan la militarización de la frontera sur mexicana.

Los migrantes afirman que van de manera pacífica, pero van preparados para la tensión tras el altercado del sábado, en el que elementos de la Guardia Nacional rociaron gas lacrimógeno a quienes intentaron entrar a empujones.

Aunque el presidente Andrés Manuel López Obrador ofreció hasta 4.000 empleos en la zona sur del país para extranjeros y connacionales, los líderes de la caravana recomiendan a sus compañeros no aceptar ninguna oferta de las autoridades migratorias por considerar que son un engaño para regresarlos a su país.

Al asegurar que las autoridades mexicanas han cumplido la ley, el INM informó este fin de semana que han atendido a un total de 1.087 migrantes, de los que 663 fueron en esta zona fronteriza de Chiapas, y 424 en la localidad de El Ceibo, en Tabasco.

Sin embargo, el INM también indicó que en la mayoría de los casos se procederá al retorno asistido a sus países de origen cuando la situación “así lo amerite”, una vez revisada su condición migratoria.

“No se exponga a los traficantes de personas. Su vida corre peligro. No se deje engañar. No es un hecho que Estados Unidos le va a dar asilo. Al contrario, lo podrían regresar de inmediato a Guatemala. México le ofrece oportunidad empleo en su país de origen”, dicen las autoridades mexicanas a través de un altavoz en el puente, que advierten que los migrantes entran irregularmente.

Las autoridades esperaban la llegada de los migrantes desde domingo, pero los integrantes de la caravana decidieron postergar su llegada para duplicar su tamaño original, previsto en 2.500, y alcanzar hasta 5.000 integrantes.

Este grupo de migrantes salió el miércoles pasado hacia la frontera con Guatemala, como parte de una caravana que se dirige hacia Estados Unidos después de una convocatoria en redes sociales.

En octubre de 2018, miles de migrantes entraron en México para huir de la pobreza y la violencia con el objetivo de llegar a territorio estadounidense, lo que provocó tensiones entre el Gobierno mexicano y el de Estados Unidos.

Ambos países acordaron en junio de 2019 que Estados Unidos retiraría su amenaza de imponer aranceles a los productos mexicanos a cambio de que el Gobierno mexicano desplegara la Guardia Nacional en la frontera con Guatemala para frenar el flujo migratorio.