El líder supremo de Irán, Ali Jameneí, aseguró este miércoles que el ataque contra una base con presencia estadounidense en Irak “no es suficiente” venganza y que es necesario expulsar a las tropas de EE.UU. de la región de Medio Oriente.

“Se les dio una bofetada pero tal acción militar no es suficiente, la presencia corrupta de EE.UU. debe terminar”, subrayó el líder en un discurso televisado en la ciudad de Qom después de que la Guardia Revolucionaria bombardeara la citada base en Irak en respuesta al asesinato del general Qasem Soleimani.

Jameneí denunció que los estadounidenses trajeron a la región de Medio Oriente “guerra, sedición y destrucción” ante una multitud que en varias ocasiones gritó “Muerte a Estados Unidos” y “Muerte a Israel”.

“La región no acepta la presencia de EE.UU.”, insistió el líder, remarcando que la gente de la región debe saber que los enemigos son Washington y Tel Aviv.

Bajo el nombre “Operación Mártir Soleimani”, la Guardia Revolucionaria disparó decenas de misiles balísticos contra la base aérea Ain al Asad, situada en la provincia de Al Anbar, en el oeste de Irak, y advirtió de que solo es “un primer paso” de su venganza.

Según el Pentágono, los bombardeos fueron contra dos bases, la de Ain al Asad y otra en Erbil, en las que permanecen tropas estadounidenses, y todavía se están evaluando los daños.

El líder supremo elogió la figura de Soleimani, a quien calificó de “valiente” y de “gran combatiente y revolucionario”, comprometido con la Revolución Islámica y el legado del ayatolá Ruholá Jomeiní.

“Pudo frustrar los complots ilegítimos de EE.UU. en Asia Occidental”, aseveró en su alocución, citando supuestas conspiraciones estadounidenses en Irak, Siria y el Líbano.

También afirmó que “los enemigos se sentían débiles frente a Soleimani” y que es “injusto e infundado” que EE. UU. le acuse de ser un terrorista cuando se dedicó a apoyar la lucha en Irak y Siria contra el grupo yihadista Estado Islámico (EI).

Como comandante de la Fuerza Quds de la Guardia Revolucionaria, Soleimani estuvo muy presente sobre el terreno en otros países apoyando a grupos como el libanés Hizbulá, el iraquí Multitud Popular, el palestino Hamás y el yemení Ansuralá, así como al régimen sirio de Bachar al Asad.