El monto, sólo en un año

 

 

 

 

Al margen de las pérdidas en Petróleos Mexicanos por el robo de combustibles, la Comisión Federal de Electricidad (CFE) registró daños entre 2013 y 2017, sólo por hurto de energía, de acuerdo con los datos disponibles más recientes, por un monto promedio de 27 mil 308 millones de pesos anuales, cantidad superior el costo estimado –22 mil 320 millones de pesos anuales– del programa Jóvenes Construyendo el Futuro, que apoyará a 2 millones 600 mil personas, revelan informes oficiales.

De esta manera, las pérdidas exclusivamente por robo de energía a la CFE, empresa productiva del Estado, en los primeros cinco años de la administración del ex presidente Enrique Peña Nieto, denominadas no técnicas, alcanzaron un acumulado de 138 mil 543 millones de pesos.

Los daños no técnicos son la energía que pierde un sistema eléctrico por robo de ésta, usos ilícitos y errores de medición y facturación, entre otros.

En 2013, primer año de gestión del pasado gobierno, las pérdidas no técnicas alcanzaron 21 mil 456.3 millones de pesos, equivalente a 14.5 por ciento de la energía generada y entregada al sistema eléctrico nacional.

Para 2014 las pérdidas por robo ascendieron a 33 mil 318 millones de pesos, equivalente a 13.8 por ciento del total del suministro eléctrico, mientras en 2015 se situaron en 27 mil 500 millones, es decir, 13.1 por ciento de la energía generada.

Informes contenidos en el Programa de Desarrollo del Sistema Eléctrico Nacional, correspondientes a cada año, revelan que en 2016 las pérdidas no técnicas tuvieron un valor económico de 25 mil 944 millones de pesos, lo que representó 12.3 por ciento de la generación total.

En 2017, según los informes oficiales disponibles más recientes, el hurto de energía ascendió a 30 mil 325 millones de pesos, lo que significó 11.6 por ciento de la energía generada y entregada al sistema eléctrico nacional.

Es importante señalar que la electricidad es la segunda fuente de energía de mayor consumo en México, después de los petrolíferos, que concentran 58.4 por ciento, con una participación de 17.6 por ciento del consumo energético nacional. Representa 22.6 por ciento del consumo de energía final del sector agropecuario, 33.4 del consumo de energía de la industria y 34.4 del consumo final de los sectores residencial, comercial y público.

Según dichos informes, las principales actividades para abatir y controlar las pérdidas no técnicas requieren implementar nuevas tecnologías de medición, como medidores AMI (advanced metering infraestructure) y escalar medidores electrónicos de autogestión con algunas funciones de AMI.

Adicionalmente se necesita reforzar los programas de verificación de los medidores en suministros de media tensión y sustituir los electromecánicos por electrónicos.

También se deben detectar anomalías en el proceso de medición y facturación de los servicios de media tensión en el mes de facturación y ejecutar programas especiales de revisión y detección de anomalías en facturación y cobranza, encaminados a la recuperación del costo de energía perdida mediante ajustes a la facturación.

Otras recomendaciones son: detectar y atender anomalías mediante selección estadística (automatizada) de servicios a verificar y reordenar el proceso de comercialización de la energía eléctrica, incluyendo los sistemas informáticos de gestión, procesos operativos y la verificación y control de servicios.

También es necesario regularizar los servicios de energía eléctrica en áreas de conflicto social con la intervención de autoridades competentes y acercamiento a la comunidad con el apoyo del área de vinculación social.

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