Las historias de Max y Lay Fun tienen puntos coincidentes, ambos perros defendieron su territorio y evitaron que dos malandros robaran en las casas de sus dueños. Obvio, los afectados pidieron que los sacrificaran.

La historia de Max tuvo lugar en Tuxtla Gutiérrez, Chiapas. Este pitbull siguió sus instintos y atacó a un extraño que ingresó el pasado viernes a la casa de sus dueños ubicada en el ejido Copoya. El ratero, que fue identificado como José, no contó con este héroe de cuatro patas, que al detectar su presencia, lo atacó.

Max lesionó el brazo del amante de lo ajeno, de no haber sido por los gritos que dios que lo rescataron, el desenlace pudo ser otro.

Familiares del ratero exigieron que se sacrificara a Max por, según ellos, representar un peligro, pero la acción de este pitbull ha sido elogiada por los usuarios en redes sociales.

Max es un héroe y sus dueños cuentan con el apoyo de la Dirección de Protección contra Riesgos Sanitarios del Ayuntamiento de Tuxtla Gutiérrez, que descartó que lo fueran a sacrificar.

Por el contrario, se ha pedido a la familia reforzar los cuidados y ante cualquier amenaza que ponga en peligro al can, se dé parte a las autoridades municipales.

Lo de Lay Fun tuvo lugar en Perú hace 16 años. El caso de este rottweiler conmocionó al país.

La madrugada del 11 julio de 2006, “un ladrón intentó robar en una cochera de la cuadra 6 de la avenida Abancay, lugar donde se guardaban autopartes”, publicó el diario La República.

El ladrón fue sorprendido por el rottweiler, que acabó con su vida. El hecho generó división en el país: unos pedían el sacrificio del perro, mientras otros defendían su acción. En tanto se definía su situación, el animal fue llevado al Centro Antirrábico de Chacra Ríos.

De acuerdo a información difundida por el rotativo peruano, la gente tomó las calles en defensa del salió a las calles a protestar para salvar la vida del rottweiler. Finalmente, se determinó entregar al perro a la Policía Nacional del Perú (PNP), que lo adiestró.

Lay Fun se destacó como un miembro destacado de la corporación por cinco años, “se hizo el perro más famoso de la PNP y todos lo reconocían”, resaltó La República. “También formó parte de los desfiles de la Parada Militar”. Ya en el retiro, un paro respiratorio acabó con la vida de este héroe de cuatro patas, justo cuando tenía 13 años de edad.