Fuente: Radio Fórmula

La gira de Andrés Manuel López Obrador en Estados Unidos salió bien, pero no tan bien. Que en política quiere decir que en realidad salió mal.

No fue desastrosa, claro, pero tampoco fue un camino de rosas para el mandatario mexicano: para empezar, sufrió varios desplantes de un Biden dolido por el boicot a la Cumbre de las Américas el mes pasado.

El principal de esos desplantes, fue no salir a recibir a López Obrador durante su llegada a la Casa Blanca: un protocolo que hasta Donald Trump cumplió cuando el mexicano acudió por primera vez al recinto.

La entrada de AMLO a la residencia oficial dio la impresión de que hubiera sido por la puerta trasera.

La reunión, en términos generales, no fue humillante, como quieren hacer ver los opositores, pero tampoco fue una gran muestra de estadismo, como dicen los simpatizantes morenistas.

Fue una reunión institucional, aburrida y con poco qué presumir. No salió bien, pero tampoco fue desastrosa. Después de todo, Joe Biden tiene una crisis de popularidad y el único sector donde todavía goza de una mediana aprobación es en el de los latinos, en especial, de los mexicanos, así que no puede prescindir de AMLO.

Los que sí se le fueron con todo al presidente mexicano fueron los senadores republicanos, encabezados por Marco Rubio y Ted Cruz, quienes lo acusaron de coquetearle a China y Rusia.

Además, señalaron al gobierno mexicano de no controlar el tráfico fentanilo, de estar sobrepasado por el crimen y la crisis migratoria, además de que no ha respetado los acuerdos del T-MEC, en especial en temas energéticos.

A ese pronunciamiento republicano, se suma el hecho por un grupo de demócratas, encabezados por el senador Bob Menendez, quienes condenaron la violencia que hay contra los periodistas en México.

El primer día de la gira de AMLO en Washington salió “bien”, pero no tan “bien”. Es decir, salió mal… aunque no tan mal.

El presidente se encontró un camino de rosas… pero con muchas espinas.