Atlas y su gente viven una fiesta absoluta. Cuando Julián Quiñones manda guardar la pelota en las redes, la explosión es extraordinaria. Los Zorros están a 90 minutos de la gloria de un bicampeonato, tras el 2-0 sobre Pachuca, en la Ida de la Gran Final.

El primer capítulo de una serie que implica levantar un trofeo normalmente suele ser cargada de presión. Para el que juega en casa, es importante llevarse ventaja. Para el visitante, es primordial no salir con un marcador que le complique el sueño de ser campeón. En el Estadio Jalisco, los primeros instantes son fiel reflejo de eso.

Víctor Guzmán se para frente al esférico, muy cerca de la línea del área grande, para cobrar un tiro libre. La afición juega su partido y abuchea con intensidad. Patea, pero estrella la redonda en la barrera. Un ejemplo de la tensión que se vive en los primeros instantes de esta batalla por el título del futbol mexicano, al minuto 20.

Atlas responde con una pincelada de estupendo futbol. Luis Reyes abre hacia José Javier Abella y pica de inmediato al hueco. Desde el costado derecho, como viene, el lateral derecho rojinegro impacta suave con parte interna del pie. Centro extraordinario y justo al espacio. En el espacio vacío, el “Hueso” entra a toda velocidad. Se levanta con fuerza.

Luis Reyes conecta un cabezazo certero. Remate sólido. Imposible para Oscar Ustari. Una estampa para el recuerdo. Las redes se mueven. La grada explota. Gol del Atlas. El campeón toma ventaja al minuto ‘26. Y la grada comienza a cantar. La ilusión de un segundo campeonato consecutivo, después de 70 años de sequía, está más viva que nunca.

El líder de la competencia quiere responder. Al ‘29, Kevin Álvarez entra a toda velocidad por el costado derecho, tras una estupenda habilitación. Acelera para pisar el área, sin marca. Frente al arquero, golpea suave y cruzado. Nadie logra empujar. La redonda se va por un lado. Se es capa la oportunidad del empate para los Tuzos.

Cuando juega con ventaja, Atlas siempre es inteligente para generar más oportunidades. Julián Quiñones encuentra la pelota el área, al ‘33. Óscar Ustari acelera para achicar y le tapa el disparo que termina en tiro de esquina. El cobro desde el banderín es a primer poste, donde de nuevo Quiñones gana por arriba, cabecea cruzado y pasa por un costado. El grito de gol se queda en las gargantas de miles de aficionados en el Estadio Jalisco.

En la recta final de la primera parte, los Tuzos pisan el acelerador. Kevin Álvarez vuelve a picar a la espalda de la defensa. El pase filtrado le permite entrar al área por el costado derecho. Tiene opción de servicio, pero apuesta por el disparo con poco ángulo. El zapatazo es potente y a primer poste, donde Camilo Vargas se encuentra bien colocado. Seguro, como en todo el torneo. Desvía a tiro a tiro de esquina, al ‘38.

Ya al ‘45, el centro desde la izquierda es pasado a segundo poste. Techa a la defensa. Dentro del área, controla Kevin Álvarez. Suelta el disparo potente. Camilo Vargas tapa y le resta fuerza al balón. Detrás de él, Martín Nervo impide el gol. En tiempo agregado, Víctor Guzmán queda solo en la línea del área chica. Cabecea cruzado y Camilo Vargas salva de nuevo al Atlas.

En el arranque de la parte complementaria, el campeón defensor quiere golpear de nuevo. La pelota le queda a Julio Furch dentro del área, por el costado derecho. Estira la pierna para alcanzar a rematar. Pega en las redes, pero por fuera, al ‘52. Tres minutos más tarde, Aldo Rocha se encuentra un rechace y desde la orilla del área prende un derechazo potente, apenas por encima del arco.

Entonces despierta el líder de la competencia. El equipo de Guillermo Almada mejora con los ajustes. Logra meter al Atlas en su campo. Se va encima en busca de la igualada. Al minuto ‘57, Anderson Santamaría queda techado. Dentro del área, Nicolás Ibáñez remata de media vuelta. Revienta el travesaño y se le escapa la igualada.

Un minuto después, Aníbal Chalá recibe la tarjeta amarilla, en un una jugada que no fue revisada, pese a que se protestaba una posible roja. El cuadro hidalguenses es ya el que más llega. El partido se juega en campo del Atlas. Al ‘66, viene el centro desde la derecha, pasado a segundo poste. Cabezazo picado de Víctor Guzmán. Sobre la línea, Camilo Vargas se tiende para quedarse con el esférico.

Dos minutos más tarde, una oportunidad grande. Kevin Álvarez hace una gran recepción dentro del área. Queda solo frente al arquero. Define con un derechazo raso. Busca el primer poste, pero de forma increíble manda la pelota por un costado. Desperdicia una clara. El empate se le escapa al conjunto visitante.

Atlas cierra el encuentro con inteligencia. Contiene los embates. Cierra espacios para ya no permitir opciones claras. Los Tuzos insisten. El empate se siente cerca en la recta final. Pero en el agregado viene un largo pelotazo. La zaga visitante duda. Julián Quiñones solo contra el mundo. Pareciera complicado. Pero la fe del colombiano es extraordinaria.

Se deshace de los dos últimos defensores: al primero, ante la duda, le roba; al segundo lo supera por fuerza. Enfila al área. Encara al guardameta, que tampoco sabe si salir en su búsqueda o aguantar. Julián Quiñones define con potencia. Las redes se mueven. La cerveza vuela. El Estadio Jalisco explota. Euforia absoluta. Algarabía máxima. Un grito de gol que sabe a campeonato.

Pero no pone al Atlas cerca de un título simplemente. Lo coloca a 90 minutos de un bicampeonato. Lo que solamente dos clubes (Pumas y León) han logrado en 90 minutos, los Zorros podrían conseguirlo el próximo domingo. Pasaron 70 años de resultados mediocres. Hoy, el cuadro Rojinegro vive una época dorada. El equipo de Diego Cocca acaricia la copa por segundo torneo consecutivo.