La disputa entre los grupos del crimen organizado en Sonora ya no es sólo por su territorio, indispensable en el trasiego de drogas, armas y personas, sino que alcanza ya a su cielo, al espacio aéreo que se convirtió en una senda clave para cometer delitos de alto calado.

De acuerdo a informes de la Agencia Antidrogas de Estados Unidos (DEA) y de las autoridades mexicanas, detallados por la prensa norteamericana, las pistas clandestinas se han multiplicado y, por ende, el uso de avionetas particulares para el trasiego de estupefacientes.

El cielo es territorio clave para el crimen organizado. Créditos: TRIBUNA

Los análisis revelan que ante la violencia extendida y la disputa de territorios hasta por cuatro carteles, la estrategia mutó: de establecer laboratorios y centros de acopio en el sur del estado y después llevar la mercancía hacia la frontera (Nogales y San Luis Río Colorado), hoy se están usando las aeronaves para trasladarla hacia Chihuahua y Baja California, con el fin de acabar en Ciudad Juárez y Tijuana.

En buena medida, de acuerdo con lo relatado por la prensa norteamericana, esto se debe a que cada cartel con injerencia en Sonora domina uno de sus sectores, por lo que transitar por carreteras u establecer infraestructura a lo largo y ancho del territorio ya resulta imposible.

Esto, evidentemente, ha impulsado la violencia, lo que se nota en el número de asesinatos en los últimos tres años, que no deja de crecer como lo reconoció el viernes pasado Luis Crescencio Sandoval, secretario de la defensa.

Y, lo peor, ha confirmado a Sonora como el epicentro logístico del narcotráfico, una situación que explica el infierno que vive.

EL NEGOCIO

A mediados del año pasado, según informó la Secretaría de Relaciones Exteriores, Estados Unidos aportó equipo especializado para el análisis de autos, terrenos y rutas y así provocar decomisos de drogas y armas, lo que tuvo un éxito relativo.

Debido a esto, los grupos criminales decidieron apurar la sofisticación de su modelo, lo que obliga a las autoridades a actuar en consecuencia. Reportes de La Jornada detallan que ya se hicieron peticiones concretas de equipo satelital para captar las pistas clandestinas y los vuelos que de ahí parten.

Cecilia Farfán-Méndez, experta en crimen organizado e investigadora titular de la Universidad de California, ha seguido de cerca el fenómeno y ha dicho que “Sonora siempre ha sido un puerto de entrada importante; las avionetas privadas son cada vez más un tema de preocupación por el trasiego de drogas”.

Informes de la Sedena detallan al menos seis avionetas decomisadas en lo que va del año.

“El aumento de vuelos tiene qué ver con la disputa del territorio: por tierra es ya casi imposible, entonces solo quedan los aviones; llevan las drogas a Baja California y de ahí a su frontera, mucho más porosa y grande que las de Sonora, y hasta ahora sin dueño; aunque también el camino se da en sentido inverso”, explica Andrés Sosa, investigador del tema.

Hay que recordar que Guaymas es uno de los puertos preferidos para la llegada de precursores químicos para la fabricación de fentanilo, la droga más demandada en Estados Unidos, y que también se han detectado vuelos desde Centroamérica hacia las costas sonorenses para traficar cocaína.

Los citados precursores acaban en laboratorios clandestinos repartidos en el Valle del Yaqui, los límites son Sinaloa y el norte del estado, para después trasladar la droga hacia la frontera.

EL TRÁFICO, SIN LÍMITES

En un reportaje publicado en el diario más importante de California, se especifica que únicamente se decomisa entre el 12 y 15 por ciento de la droga que es enviada hacia Estados Unidos; de hecho, los números de droga captada por la autoridad entre el 2018 y 2021 no dejó de crecer año con año.

De acuerdo con el Insight Crime, en cuatro años se decomisaron dos mil 311 kilogramos de fentanilo y casi ocho mil 900 de metanfetamina, lo que da una idea del volumen de droga que se pasa por Nogales y San Luis Río Colorado, y ejemplifica lo fundamental que es Sonora para los carteles.