Por: David Figueroa Ortega | Coordinador de Estrategia de Movimiento Ciudadano

‘La hermana Amelia’ como la conocen en su comunidad es una mujer que llegó hace 20 años a Sonora procedente de Estados Unidos, actualmente vive en la zona rural de Hermosillo, en el Poblado Miguel Alemán, y su vida es la mejor forma de explicar qué significa eso de ‘cambiar el chip’.

Desde su trinchera y en la medida de sus posibilidades con convicción y valentía, enseña el idioma inglés a niños y niñas quienes por las condiciones de pobreza en las que viven, muchos ni siquiera llevan una educación formal en alguna escuela y jamás podrían siquiera imaginar con acudir a clases especiales de inglés.

La hermana Amelia cuenta con un pequeño dispensario médico en el cual, con apoyo profesional voluntario también, ofrece consultas generales a un bajo costo; apoya a las mujeres madres de familia con sus consejos y en sí, ocupa su tiempo libre en poner su granito de arena para mejorar la vida de quienes la rodean.

Y sus palabras son claras y contundentes: ¡hay que dejar de ser víctima!, nos dice.

Más que una enseñanza son una advertencia.

Si no comenzamos a levantarnos cada día con una actitud propositiva en lugar de estarnos quejando, difícilmente algún gobierno, autoridad, ley o condición externa vendrá a resolvernos los problemas como sociedad.

Por eso es necesario ‘cambiar el chip’ mental de quejarnos, de exigir, de ver sólo todo aquello que está mal sin pensar ¿Qué estoy haciendo yo?

En principio dejar de reconocer, premiar y divertirnos con las ocurrencias de personas con malas acciones o actitudes; eso ya no es divertido, es sólo una válvula de escape ante la crisis social y económica, la inseguridad pública, la falta de valores.

La hermana Amelia tiene razón cuando nos refiere que estamos acostumbrados a que ‘se premia al vago’ pero no a la gente que se esfuerza día a día y hace el bien.

Son más las historias urbanas de malos ejemplos de buenos ejemplos.

Los círculos ciudadanos son esa vía, es la forma de nombrar y poner en práctica la solidaridad entre las personas con actitud positiva como la hermana Amelia, comenzando por la familia y extenderlo a los vecinos; y si alguno de nuestros vecinos es regidor y está en una posición de influir en las decisiones del gobierno municipal pues mucho mejor. De esta manera los círculos ciudadanos se irán integrando, cruzando, enlazando hasta que se convierta en un sistema solidario de cooperación y unidad para ir saliendo adelante, respaldados unos con otros.