En el puerto de Brooklyn, en el muelle de la calle 39 en Sunset Park, comenzaron a llegar los cuerpos al principio de la pandemia. El lugar no era casual. Se trataba del mismo método que se usó en los atentados del 11 S. Meses después los camiones frigoríficos se han ido amontonando y, como ha revelado Wall Street Journal, hay más de 650 cadávares, víctimas del covid, muchos desde abril.

Muchos cuerpos están sin identificar, pero otros directamente no han sido recogidos por las familias, que no pueden costear los entierros. “Esto ha sido traumático”, ha declarado Dina Maniotis, subdirectora ejecutiva de la Oficina del Médico Forense Jefe. “Estamos trabajando con los familiares tan amablemente como podemos y persuadiéndolos para que tomen una decisión sobre los cuerpos”, ha indicado. También ha reconocido que hay 230 familias sin localizar.

Maniotis ha recordado a las familias que tienen derecho a solicitar un entierro gratuito en Hart Island. Antes de que hubiera empezado la pandemia, todos los cadáveres sin reconocer se enterraban allí en una tumba para indigentes. Sin embargo, a medida que aumentaban las muertes, con más de 800 fallecidos al día, el alcalde de la ciudad, Bill de Blasio, prometió no realizar entierros masivos en tumbas temporales.

Esta agencia forense se encuentra desbordada por la pandemia. Antes atendían una media de 30 llamadas diarias, ahora se enfrentan a más de mil. En la oficina hay tan solo 15 empleados dedicados a identificar los cuerpos y otros siete para contactar con los familiares.