La producción y exportación de cerveza vivía una época dorada en México. En enero pasado, Karla Siqueiros fue nombrada la nueva directora de Cerveceros de México y presenciaba la carrera ascendente de la industria, pero nadie les advirtió a las empresas el trago amargo que vivirían en los siguientes meses por la pandemia del nuevo coronavirus.

“Los efectos fueron importantes. Creo que acatamos con responsabilidad [las medidas sanitarias] para apoyar al gobierno federal en todos los esfuerzos para hacer frente a la pandemia”, dice en entrevista Karla Siqueiros, directora general de la cámara de cerveceros que reúne a Grupo Modelo y Heineken México, así como a un grupo de cerveceros artesanales.

Las grandes y pequeñas cerveceras padecieron el alto en su producción, que inició el pasado 5 de abril, por disposición del gobierno federal, y concluyó a principios de junio, por no ser considerados una actividad esencial.

Durante el confinamiento, los gobiernos estatales decidieron aplicar la Ley Seca de forma parcial o generalizada, con el fin de evitar la promoción de reuniones masivas en donde la gente pudiera contagiarse del coronavirus SARS-CoV-2.

Yucatán, Tabasco, Sinaloa y Puebla fueron las entidades que decretaron la aplicación de la Ley Seca de forma total; mientras que en 17 estados se aplicó de manera parcial, es decir, solo en algunos municipios.

De abril a mayo de este año, la producción ascendió a 8.3 millones de hectólitros que, comparado con el mismo periodo de 2019, representa un desplome de 61%; mientras que las cifras actualizadas hasta abril dan cuenta de 2.8 millones de hectólitros exportados, que se traduce en una caída de 32%, de acuerdo con cifras de Cerveceros de México.

Durante el primer trimestre del año, la producción de cerveza fue de 31 millones de hectólitros, un crecimiento de 7%, en comparación con el año pasado. El dinamismo económico era favorable antes de la pandemia.

De enero a marzo pasados, la exportación fue de 9.2 millones de hectólitros, lo que representó una caída de 3.1% respecto al año pasado.

La balanza comercial entre abril y mayo de la agroindustria cervecera fue de 567 millones de dólares, que representa una caída de 40%, en comparación con el mismo periodo del año pasado, aunque en Cerveceros de México son optimistas respecto a la reactivación económica en otros países y el crecimiento de la demanda para favorecer a las exportaciones. El superávit se espera que sea positivo al final del año.

Hoy, la industria cervecera no ha realizado recortes de personal. En la actualidad cuenta con 55,000 colaboradores directos y 600,000 indirectos. “Se hizo un gran trabajo por cuidar de todos los que participan en el proceso de producción y distribución”, dice la directiva mexicana, quien asegura que se compraron 160,000 toneladas de cebada proveniente de 5,000 productores, a pesar de que las plantas se encontraban cerradas.

En la actualidad, el compromiso de la industria es mantener condiciones de seguridad para evitar el contagio de trabajadores en los centros de producción de cerveza e impulsando la actividad económica.

Hoy, en el Día Mundial de la Cerveza, la capacidad instalada de la industria cervecera nacional se encuentra a un 80% de su operación, la distribución ya trabaja a un 90% y la capacidad de exportación está en niveles de 70%.

La directora general de Cerveceros de México espera que los niveles de producción y exportación se encuentren en los mismos niveles observados durante 2019 en la industria cervecera.

“Nuestro objetivo es continuar trabajando y llegar a nuestro [niveles] máximos de distribución”, dice Siqueiros, quien está consciente que los restaurantes y otros locales reportan una menor afluencia de consumidores.

Las plataformas de comercio electrónico de los asociados de Cerveceros de México han aprovechado la oportunidad de incrementar su oferta por la demanda de los consumidores que se encuentran confinados en sus casas.

“Hay que hacer las cosas de manera diferente, lo que no podemos hacer es quedarnos parados”, asegura Siqueiros, la encargada de representar a la industria cervecera mexicana, que se ha colocado como la cuarta productora de esta bebida a nivel mundial y el exportador número uno.

Karla Siqueiros
Karla Siqueiros, Directora de Cerveceros de México. Foto: Brenda Islas.

Amor a la cerveza

Karla Siqueiros es originaria de La Paz, Baja California Sur. “Capital del cielo, sucursal del paraíso”, dice con orgullo y sin titubear. El 15 de enero pasado, la egresada de la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) fue nombrada directora general de Cerveceros de México, que antes encabezó Maribel Quiroga.

“Por ADN, yo le tengo mucho amor a la cerveza”, dice Karla, quien recuerda que, al recibir la invitación para su actual encargo, le pareció todo un reto.

En el pasado, Siqueiros fue delegada de la Procuraduría Agraria a los 23 años, en su estado natal. En 2000, la ejecutiva mexicana viajó a Ciudad de México para trabajar en el Senado de la República, en donde laboró por más de seis años y, después, los caminos profesionales la llevaron a la Cámara de Diputados y a la Asociación de Bancos de México (ABM).

Promover el consumo responsable y mantener la posición de México como país líder en la exportación de cerveza a nivel son parte de los objetivos que mantiene la ejecutiva. “Los retos son muchos […] El gran reto es ser parte de la recuperación económica del país en esta grave situación de emergencia que estamos viviendo”, dice.

Siqueiros se ha sorprendido de forma favorable con las historias alrededor de la cerveza. En los campos de cebada, con más de 300,000 hectáreas cultivadas, descubrió “cachitos del corazón de las familias” que contribuyen con su grano a toda una producción.

En la última década, la industria nacional ha logrado posicionarse y sus niveles de exportación han tenido un crecimiento promedio anual de 7%.

En 2019, la producción de cerveza en México cerró en 124.5 millones de hectolitros, mientras que este año cerraría en una producción de 104 millones de hectolitros por el cierre de las plantas cerveceras, tomando en cuenta que no se registará un crecimiento en el consumo de la bebida alcohólica, dice Fernando Jesús Martínez Eissa, académico de la Facultad de Empresariales de la Universidad Panamericana.

La época de calor en México impulsaría el consumo de cerveza, así como las fiestas patrias y las festividades decembrinas. “Todavía hay mucho mercado por desarrollar. Yo creo que ahí somos afortunados de cómo se ha dado esto (por un cierre en la producción de tan sólo dos meses)”, dice el académico.

La cerveza mexicana cuenta con la preferencia de los consumidores internacionales, condiciones favorables en términos de los costos de las materias primas para elaborar la bebida y una debilidad del peso que encarece al dólar.

“México puede salvar su posición como líder en la producción de cerveza”, asegura Martínez Eissa.

Un 35% de los mexicanos compra cerveza y, en promedio, gastan 1,205 pesos cada año, es decir, compra cerveza 7.5 veces al año, con un consumo per cápita de 22 litros, de acuerdo con datos de Kantar México.

“Vemos que el mercado de cerveza está dividido entre Regular, Light y Obscura. La primera representa el 53 % mientras que la segunda de 21 % y la tercera de un 16 %. En ese sentido, observamos que tomar una cerveza normalmente en casa compartiendo con la familia es un hábito que los hogares mexicanos no han perdido durante esta pandemia”, dice Kantar México en un análisis.

Karla Siqueiros confía en la respuesta del mercado interno y externo para conservar la posición de México en el mundo de la cerveza y cree que esta pandemia también ha mostrado un rostro de unidad entre los cerveceros.

La donación de 860,000 botellas de gel antibacterial, provenientes del alcohol extraído de la producción de cerveza, la construcción de un hospital en Tijuana, Baja California, o la ampliación de un área del Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias (INER), forman parte de las acciones que ha llevado a cabo la industria frente a la pandemia.

La directora de Cerveceros de México confiesa que está ha sido una etapa de muchas sorpresas positivas, que contrarrestan el sabor amargo de la pandemia. “Esta experiencia completamente atípica nos deja un gran aprendizaje”.