La afectación por la contaminación en los márgenes de los ríos Bacanuchi y Sonora, es un problema latente que a seis años de distancia continúa con heridas profundas en la población que no han podido ser solucionadas.

Carlos Villalba | El Sol de Hermosillo

El 6 de agosto de 2014 se presentó un hecho sin precedentes en la entidad y que se convirtió en el peor desastre ecológico en la historia de México, cuando 40 mil metros cúbicos de sulfato de cobre acidulado fueron derramados de la presa de jales de la minera Buenavista del Cobre, filial de Grupo México y llegaron hasta los márgenes del Río Bacanuchi, en primera instancia y posteriormente al Río Sonora.

Esto afectó a los municipios de Arizpe, Banámichi, Huépac, San Felipe de Jesús, Aconchi, Baviácora y Ures, pues los tóxicos y el agua contaminada avanzó 254 kilómetros hasta llegar a la presa El Molinito, que surte de agua a parte de Hermosillo.

Directamente, se estima que este desastre ecológico afectó a más de 22 mil personas de siete municipios, algunos de ellos manifiestan que actualmente padecen problemas de salud graves como cáncer o que no se han podido recuperar económicamente, además de que se les suma los efectos de la pandemia por Covid-19.

¿Cómo están los habitantes actualmente?

Norberto Bustamante, es un adulto mayor habitante del municipio de Huépac, quien señala que el problema que más le preocupa es el de tener agua potable, pues actualmente tiene que desplazarse por dos municipios vecinos para poder comprar agua purificada, hecho que merma sus ingresos económicos, pero no confían en la calidad de los viejos pozos.

“Son los mismos pozos viejos que se están usando y sí han habido muchas enfermedades antes de todo esto del coronavirus; enfermedades de la piel, mucho cáncer y el agua que estamos consumiendo para tomar, la compramos purificada, no usamos de los pozos. Se nos vinieron muchos problemas con eso, nada más el agua de la llave la usamos para bañarnos, para los platos y todo mundo tiene que comprar el agua”, expuso.

Norberto indicó que cuando va a comprar los garrafones de agua personalmente, que adquiere en una empresa particular, le cuestan 10 pesos, pero si los llevan a domicilio sube a 20 pesos el costo; lo cual, ante la baja de ingresos de las localidades del lugar, es prácticamente un lujo.

“Ese pozo está desde que nací, tengo 67 años y desde que me acuerdo, tendría unos siete años y es el mismo pozo. Cuando se abrió el fideicomiso por la contaminación, se perforó un pozo que no sirvió, ahí quedó tirado, metieron una bomba vieja y no sirvió, nunca se usó”, recordó.

Carlos Villalba | El Sol de Hermosillo

Otro caso similar, es el de Francisca García, habitante de la comunidad de La Estancia, municipio de Aconchi, quien también es miembro de los comités de Cuenca del Río Sonora, quienes luchan por la remediación total del daño, desde salud, ecológico, económico y social.

“Estamos igual o peor que antes, no ha habido un gran avance o mejoría, la verdad que no. La situación no es fácil, es crítica y se nos agrava con la pandemia porque en muchas comunidades ni agua hay y cómo es posible que durante una pandemia no haya agua potable y ni autoridades municipales, estatales o federales no han hecho nada por remediar algo tan fundamental como el agua”, expresó.

Arritmias cardiacas, casos de cáncer, problemas con la vesícula, piedras en riñones, problemas de tiroides, entre otros son los padecimientos que más han detectado en las comunidades en personas de todas las edades: niños, jóvenes, hasta adultos mayores.

“No tengo estudios, pero sí hemos visto que la incidencia de casos de cáncer a lo largo de los seis años, han aumentado en todas las comunidades del Río Sonora, es curioso porque en todos los municipios hacíamos reuniones como comité y las personas empezaban a decir que tenían ciertos padecimientos y todos parecidos”, comentó.

Falta remediar a municipios y pobladores: exalcalde de Ures

Enfrentar una crisis no es fácil y menos una de esta naturaleza, como en el caso de José Manuel Valenzuela Salcido, exalcalde de Ures (2012-2015), a quien le tocó la contingencia por contaminación y los problemas derivados de ella, aunque -según su apreciación- los problemas no han sido resueltos.

“Se me hace raro que después haya quedado inconclusa la clínica que iba a ser para atender a la gente o analizar la situación de las afectaciones de las personas, está abandonada ahí en Ures, se me hace muy raro”, enfatizó.

Los pozos afectados en Ures por el derrame fueron diez, localizados en las localidades de San Rafael, Guadalupe, La Estancia de Ures, El Huahui, El Saúz, Santiago, Rancho San Pedro y Puerta del Sol, así como la cabecera municipal Ures. Para evitar problemas de salud inmediatos, se perforaron siete pozos nuevos a más de 500 metro de los márgenes del Río Sonora, aunque a decir de Valenzuela Salcido, aún falta por remediar en varios aspectos.

“Siento que le faltó más apoyo a la economía del Río Sonora, está resurgiendo, pero no veo apoyo para imagen, que se le meta más imagen y mejoras para que la vente vaya de fuera y consuma los productos para que la economía vuelva a resurgir; Lógicamente nosotros que somos de ahí los consumimos, pero hace falta que se mejore la imagen”, explicó.

Sin avances ni remediación total: investigadora

Reina Castro Longoria, investigadora de la Universidad de Sonora y quien ha realizado estudios sobre el caso, señaló que no han habido avances y que lo último que se vio fue en diciembre del 2019, cuando se suponía habría una valoración ambiental y de salud, para acondicionar la clínica en Ures para atender a los afectado, pero no se realizó.

“Sigue habiendo la necesidad del agua, la necesidad de salud y ahorita se está complicando más porque les está llegando el Covid, a pesar de que lo estuvieron conteniendo, pero ya hay casos que incluso tratan de ocultarlos para evitar ser rechazados. Pero yo creo que aquí sí hay que insistir con el Presidente (Andrés Manuel López Obrador)”, consideró.

La investigadora afirmó que tiene conocimiento que acudirán obreros mineros que tienen un conflicto laboral en Cananea con Grupo México, lo cual se suma a la parte social, económica, ecológica y de salud afectada en las poblaciones del Río Sonora, pero estos últimos al parecer sólo se manifestarán a través de redes sociales, por los problemas por el Covid-19.

“Se han detectado cánceres, problemas renales, disfunciones hepáticas, diabetes, todo esto se dice de manera extraoficial, porque tampoco hay un registro llevado en cuanto a la población, no hay nada oficial, pero la gente sabe de qué se está muriendo. Son los problemas que persisten, además de los ojos, adultos mayores y otros no tan mayores están perdiendo la vista”, puntualizó.