“Asesinan al activista Adán Vez en Veracruz”, fue el titular que circuló en los medios locales el miércoles 8 de abril, dando cuenta del cuarto defensor del territorio y los derechos humanos en ser ejecutado en México en medio de la epidemia por COVID-19.

El activismo de Vez Lira era, principalmente, en contra de las mineras a cielo abierto por el daño ambiental que causarían en las comunidades de Alto Lucero y Actopan.

Fue en ese último municipio veracruzano donde las autoridades hallaron este miércoles el cuerpo de Adán Vez, quien presentaba entre ocho y 10 impactos de bala.

De acuerdo con la indagatoria, citada por la prensa local, el activista circulaba en su motocicleta cuando en el paraje que enlaza a las comunidades de La Mancha y Palmas de Abajo fue interceptado y agredido.

Adán Vez fungió como integrante de los Eco-guías de La Mancha, fue promotor de múltiples festivales de aves, eventos de reforestación y de educación ambiental.

El crimen ocurrió en un estado donde al menos 10 mineras cuentan con permisos federales, pese a que las autoridades municipales de Actopan, Alto Lucero, Chiconquiaco, Juchique de Ferrer y Yecuatla están en contra de su instalación y mantienen una lucha legal contra ellas.

Integrantes de La Asamblea Veracruzana de Iniciativas y Defensa Ambiental (Lavida) denunciaron recientemente que las empresas mineras Almaden Minerals y Candelaria Minning han causado daños a manantiales y pozos de Actopan y Alto Lucero. La organización relató que los trabajos de exploración en la zona desviaron el cauce de estos cuerpos de agua.

Diversas organizaciones civiles lamentaron y condenaron el asesinato de Vez Lira. Amnistía Internacional incluso exigió a las autoridades del estado que la principal línea de investigación en el crimen sean su labor de defensa.

En 2019, Amnistía señaló que México es uno de los países más peligrosos para las personas que defienden los bosques, los animales, los mares y los ríos. Tan solo ese año, siete activistas fueron asesinados en el país.

Al asesinato de Adán Vez le antecedieron los de otros tres defensores del territorio y de los derechos humanos.

Paulina Gómez

La “guardiana del territorio sagrado de Wirikuta” fue asesinada el pasado 22 de marzo en El Salvador, Zacatecas.

Paulina Gómez, de 50 años de edad y originaria de San Luis Potosí, desapareció el 19 de marzo. Tres días después, la Fiscalía General del Estado (FGE) de Zacatecas confirmó el hallazgo de la activista.

Los datos de la necropsia revelaron que la defensora del territorio murió por disparo de arma de fuego. Antes de encontrar el cuerpo, las autoridades localizaron el auto de la víctima y lograron arrestar a un hombre que trató de atacarlos con un cuchillo.

Isaac Herrera

El 23 de marzo, un día después de que se confirmó el crimen de Paulina Gómez, el activista Isaac Medardo Herrera Avilés fue asesinado en la puerta de su casa en Jiutepec, Morelos.

Herrera Avilés fue representante legal de 13 comunidades que lanzaron, en 2007, una denuncia para salvar manantiales amenazados por la urbanización.

También formó parte de la defensa del predio de los Venados, un terreno de 56,000 hectáreas, con árboles autóctonos, amenazado por la construcción de complejos inmobiliarios.

La noche del 23 de marzo, de acuerdo con la denuncia pública de la ONU-DH, un grupo de hombres armados llegó al domicilio de Isaac Herrera, tocó la puerta y cuando el activista abrió, le dispararon.

Karla Camarena

La defensora de los derechos de la comunidad LGBTTTI fue asesinada a tiros el pasado 29 de marzo cerca de su local en San Felipe, Guanajuato.

Karla Camarena, conocida como “Valentina Ferrety”, era una mujer transexual de 33 años de edad, originaria de Salamanca y coordinadora de la Red Mexicana de Mujeres Trans del estado de Guanajuato.

La comunidad LGBTTTI la recuerda como la organizadora de la primera marcha del orgullo gay en su ciudad natal. Karla también llevó a cabo la lucha por el cambio de identidad en actas de nacimiento de al menos 40 personas trans en la Ciudad de México.

El 23 de marzo, la activita salía de un local de su propiedad, conocido como La Valentina, cuando fue perseguida por una camioneta, desde la que fue atacada a balazos.