A escasos metros de la localidad fronteriza de Naco, Sonora, David Mitchell Smith administra un colorido pueblo, antes minero, de nombre Bisbee, en Arizona. Con no más de cinco mil habitantes, la mayoría de ellos veteranos anglosajones, David despacha desde la alcaldía donde investiga en torno a la actividad que ha hecho toda su vida: indagar incendios.

Smith es especialista en fuego desde hace 40 años y la Fiscalía General de la República en México quiere volverlo a llamar a declarar para que amplíe detalles sobre el peritaje que realizó en la guardería ABC, en Hermosillo, Sonora, donde 49 niños murieron y más de 100 resultaron heridos en junio de 2009.

“Aquí he estado siempre, no me han llamado!”, cuenta con sorpresa. “Cada administración busca algo nuevo sobre el caso, cuando saben que no lo hay; las pruebas las tienen, lo que queda ahí es la corrupción que no les deja avanzar, todo es político, ninguna justicia”.

El dictamen que realizó el especialista Smith señala que el fuego se propició en una bodega contigua a la guardería y que éste fue provocado a través de un líquido corrosivo que se vertió o que bien pudo estar almacenado en el local. “Aunque definitivamente, alguien prendió una mecha, lo aventó a la gasolina, salió del lugar y cerró la puerta”.

Smith fue contactado por Juana Luna Hernández, la madre de Jonathan Jesús de los Reyes Luna, uno de los 49 niños que fallecieron el 5 de junio de 2009. El peritaje que había realizado el gobierno local no tenía conforme a los padres de los menores y Smith ofreció sus servicios de manera gratuita.

“Después de muchos abogados y peticiones, el Estado accedió a darme acceso al lugar, un sitio que tenía vigilancia de 24 horas por policías municipales y del estado. Me dejaron entrar, pero no pude tomar muestras de nada, solo fotografías”.

El especialista demostró que el fuego no pudo haber iniciado en la caja de aire acondicionado, como lo aseguraban los peritajes de las fiscalías local y federal. “Era de metal, no hay forma de que se pueda incendiar, además de que estaba lejos del punto de ignición.

“Lo más importante es que la caja de breakers (energía eléctrica) no estaban encendidos, eso quiere que decir que no había electricidad circulando en el momento y les mostré a los abogados que todo eso estaba apagado y que el calor derritió la caja, pero no los switches (apagadores).

“Yo creo, y mi trabajo lo respalda, que el fuego empezó en una locación distinta y empezó gracias a gasolina o algún líquido corrosivo que pusieron o que estaba almacenado. Tengo fotografías que denotan el patrón del líquido y su curso”.

David Smith asegura que el fuego que comenzó en la bodega contigua fue propiciada por alguien, que además tuvo el tiempo de salir de ahí hasta con 10 minutos de anticipación, incluso, señala que la persona que lo causó cerró la puerta bajo llave y ello provocó que las llamas subieran hasta el techo que compartía la bodega con la guardería.

“El fuego entonces derritió el material aislante (unicel) y éste comenzó a derretirse y a provocar más llamas al interior de la guardería”, explica Smith.

Los resultados que arrojó el peritaje de Smith dio elementos a los padres de los niños muertos y lesionados. “Se lo mostramos al presidente Felipe Calderón y lo vio y dijo que lo iba a analizar y que sí se veía que era provocado, pero en eso quedó”,  recuerda Juanita mientras prepara el almuerzo de sus dos hijos pequeños, en Hermosillo.

Cuatro años después, el también fundador de la Asociación de Consultores en Fuego fue contactado por la PGR. “Volvieron a llamarme y me hicieron ir de nuevo a la bodega. Ahí les pedí que hiciéramos un análisis del concreto, mismo que podría arrojar algunos indicios sobre lo que absorbió en años pasados”.

Smith explica que dicho peritaje nunca se realizó y que en cambio dos investigadores de Ciudad de México le prohibieron el acceso a los resultados del laboratorio que se habían hecho al agua que ese día mitigó la lumbre. “Solamente me dijeron que en esa agua no había muestras de gasolina y que era un mentiroso”.

En 2014, la defensa del grupo de familias Manos Unidas presentó pruebas testimoniales a la entonces Procuraduría General, las cuales apuntaban a Carlos Andrés López Meza, alias El Teniente, como perpetrador del siniestro. López Meza era chofer de Juan Carlos Lam Félix, el entonces secretario técnico del ex gobernador de Sonora Eduardo Bours. El Teniente fue asesinado días después del incendio.

A casi 11 años de la tragedia, Smith confiesa haber perdido la esperanza en las autoridades que investigan. “Tienen mi dictamen, mi teléfono, saben dónde vivo, pueden consultarme las veces que sea necesario, lo que falta es voluntad”.