“Comandante dígame qué quiere, pero ya écheme la mano (…) es más, le dejo 50 millones de dólares para que no vuelva a trabajar nunca en su vida”, dijo Joaquín El Chapo Guzmán al oficial de la Policía Federal (PF) que lo capturó de manera fortuita en Los Mochis, Sinaloa.

8 de enero de 2016. El agente resistió el cañonazo del narcotraficante más buscado del mundo, quien había logrado escapar por un túnel y una alcantarilla del cerco de la Secretaría de Marina.

Es la narración del policía federal con indicativo Tiburón y que forma parte de un recuento de historias de éxito, heroísmo, tragedia y sobrevivencia acumuladas en el blog de la PF, que desde hoy desapareció para dar paso a la Guardia Nacional.

De diversas operaciones de la extinta corporación, en este sitio destacan las capturas de El Chapo y de Servando Gómez, La Tuta, líder de La Familia y de Los Caballeros Templarios; también casos como la tortura y el asesinato de 12 federales en Michoacán, en el contexto de la “guerra” que declaró el calderonismo contra el narco.

La caída de un helicóptero Black Hawk en septiembre de 2013 durante operaciones de rescate a la población de La Pintada, Guerrero, afectada por la tormenta Manuel, así como la entrega de la condecoración Corazón Púrpura por parte de la DEA a policías federales mexicanos durante el operativo contra El Macho Prieto, principal operador de Ismael El Mayo Zambada.

El día que fue detenido El Chapo

El día que El Chapo fue capturado por tercera ocasión, el agente de la División de Seguridad Regional con indicativo Tiburón estaba asignado a labores de vigilancia en la carretera Los Mochis-Navojoa.

El operativo de la Marina para capturar al líder del cártel de Sinaloa estaba en marcha; Guzmán había escapado. Ajeno a los hechos, el agente solo recibió la orden de detectar un auto Focus rojo que había sido robado. Le marcó el alto, sin saber que ahí iban Guzmán y Orso Iván Gastélum, El Cholo, jefe de sicarios.

“Comandante, traigo al patrón, échenme la mano”, le comentó El Cholo.

Cuando se dio cuenta de que estaba frente a El Chapo lo detuvo, esposó y subió a la patrulla. Decidió, junto con su compañero de la PF, llevarlo a un hotel, donde esperó refuerzos.

El agente narró el diálogo con el líder del cártel de Sinaloa:

Joaquín Guzmán (JG): Ayúdeme y no va a volver a trabajar. Comandante, dígame qué quiere pero ya écheme la mano.

Oficial: Ahorita vemos, ahorita platicamos de eso.

JG: Le ofrezco dos o tres empresas de aquí de Sinaloa; es más, le dejo 50 millones de dólares para que no vuelva a trabajar nunca en su vida.

​Oficial: Ahorita, espérese. Ahorita vemos qué hacemos.

JG: Comandante, no se vale. Tanto huir y tanto dinero para que usted venga y me entregue. No se vale.

Oficial: También entiéndame, estoy haciendo mi trabajo. Nadie me dijo que ahí venía usted. Yo soy policía y estoy haciendo mi trabajo. No vaya a creer que alguien me avisó.

JG: No ya sé. Ese fue un atorón.

Ex novia de La Tuta, clave para detención

Otro agente de la extinta PF contó la caída de La Tuta. “Ni rencor ni olvido”, escribió al rememorar la tortura y ejecución de 12 federales a manos de sicarios La Familia que los descubrieron en julio de 2009 y apilaron sus cadáveres en la Autopista Siglo XXI.

Reveló que a finales de 2014 ubicaron a una ex novia de Servando, la cual fue clave para dar con el líder criminal. “En los primeros días de febrero, resultado de labores de vigilancia, observamos que a uno de los domicilios llegó un sujeto denominado El Mensajero con un pastel. Entonces todo tomó sentido. Sabíamos que La Tuta cumplía años el 6 de febrero”.

“El desafío era detenerlo de una manera limpia y sin realizar un solo disparo. Y así ocurrió aquel 27 de febrero de 2015”, expuso.

Luego de dar pormenores sobre la cacería que emprendió la PF contra La Tuta, reveló que cuando el narcotraficante por fin decidió hablar dijo; “Me sorprendieron… unos chamacos”.