España.- Puede que Emmanuel Macron sea, a sus 40 años, el presidente más joven de la V República Francesa y uno de los más bisoños de Europa. Pero es el jefe de Estado y se le debe respeto como tal. Así de claro se lo dejó a un adolescente que, el lunes, quiso hacerse el gracioso ante el presidente, hasta que este le puso en su lugar. Una escena imprevista que, sin embargo, para Macron tiene gran importancia, como demuestra el hecho que luego retomó el asunto desde su cuenta oficial de Twitter para convertirlo en una lección de vida.

Macron había acudido el lunes a un evento para conmemorar el 78º aniversario del inicio de la Resistencia francesa durante la ocupación de Alemania en la Segunda Guerra Mundial. Pasada la ceremonia, caminaba entre el público cuando, de pronto, detrás de la barrera de seguridad un joven empezó a entonar La Internacional cuando se aproximaba el presidente, al que se dirigió con un “¿Qué pasa, Manu?”

El mandatario francés, que ha demostrado en otras ocasiones que no duda en pararse a discutir con gente que lo interpela —desde huelguistas a pensionistas que protestan por la bajada de sus salarios a causa de las reformas que ha emprendido el Gobierno— se detuvo de inmediato y le recriminó: “A mí me llamas señor presidente de la República o señor”.

Pero la lección no acabó ahí. “Estás en una ceremonia oficial, así que te comportas como debe ser. Puedes hacer el imbécil pero hoy hay que cantar La Marsellesa y el Canto de los Partisanos (el himno de la Resistencia francesa durante la ocupación alemana)”, lo regañó Macron durante el evento celebrado en Mont Valérien, al oeste de París, para conmemorar las palabras que el general Charles De Gaulle pronunció desde la BBC para pedirle a los franceses seguir el combate contra el régimen alemán. “Y haces las cosas en orden. El día que quieras hacer la revolución aprende primero a tener un diploma y a alimentarte por ti mismo, ¿de acuerdo? Entonces ya podrás ir a dar lecciones a los demás”, agregó. “Sí, señor presidente”, le contestó en una voz algo menos insolente el chaval.

La cosa podría haber acabado allí, y quedarse como una de las muchas anécdotas que suman los presidentes franceses, entre los cuales no es una rareza discutir y hasta enfrentarse a ciudadanos durante actos públicos. Famosas son las salidas de tono de Nicolas Sarkozy, como cuando, durante una visita a la feria de agricultura de París —un evento anual que ningún presidente osa perderse— le espetó un “pírate, pobre gilipollas” a un hombre que se había negado a estrecharle la mano.

Pero Macron, que al fin y al cabo gusta decir que hace “pedagogía” para explicar sus políticas a los ciudadanos y que está casado con una profesora retirada, quiso dejar claro que era más que una mera anécdota. “El respeto, eso es lo mínimo en la República, sobre todo un 18 de junio, sobre todo en presencia de compañeros de la Liberación. Pero eso no impide mantener una conversación relajada”, tuiteó el presidente añadiendo un vídeo y una recomendación: “Miren hasta el final”.

Emmanuel Macron

@EmmanuelMacron

Le respect, c’est le minimum dans la République – surtout un 18 juin, surtout en présence des compagnons de la Libération. Mais cela n’empêche pas d’avoir une conversation détendue – regardez jusqu’au bout.

Y, ciertamente, tras el rapapolvo inicial, lo que continúa es una conversación siempre seria pero más amistosa con el joven, al que llega a palmear la mano mientras le recomienda que no deje atrás sus estudios e intente ser, siempre, un ejemplo de excelencia, algo que el adolescente acoge con una sonrisa más tímida.

“La gente a la que has venido a honrar hoy —le recordó Macron sobre los héroes de la Resistencia— no se contentó con hacer lo mínimo. Si no, se habrían quedado en casa, como hicieron muchos en su época. Se habrían dicho, ¿por qué hacer la guerra? Hay que preguntarse cuál es el ideal al que aspiramos. Cada uno puede tener el suyo”, le explicó, ya ambos más distendidos y sonrientes.

El portavoz del Elíseo, Bruno Roger-Petit, continuó la lección presidencial en su cuenta de Twitter. “La educación, primera de las virtudes del futuro ciudadano en la sociedad”, concluyó en el mismo día en que decenas de miles de jóvenes se sometían a las pruebas de bachillerato en todo el país.

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