Paty Godoy reconstruye su trayecto por la vida. Desde los días aquellos de viajar por carretera. De esa mañana (o tarde), por ejemplo, en la que se trepó en una nube hasta alcanzar el sueño.

Esta reconstrucción tiene como elemento preponderante la fotografía. También la poética que exhala desde su interior. En cada frase el intestino dicta la emoción de lo que fue. De lo que es ahora ante su mirada puesta en el regreso.

Esta reconstrucción desencadena ahora en la existencia del documental interactivo web Los desiertos de Sonora. Y es de la autoría de Paty Godoy, periodista, documentalista.

En marco del Festival del Pitic 2018, Paty proyectó, en Salón Gobernadores de Palacio de Gobierno, el documental.

Luego se nos vino esta oportunidad de conversar. Y conversamos:

–Paty, ¿por qué hacer este documental?

–En el dos mil diez, cuando estaba preparando mi viaje para ir a vivir a España, estaba leyendo Los detectives salvajes, de Roberto Bolaño, cuando llegué a la última parte, el tercer capítulo, que tiene como título Los desiertos de Sonora, terminé la lectura sorprendida y maravillada, por supuesto por la prosa de Bolaño pero en particular porque el último capítulo está dedicado a Sonora, y estuvo durante mucho tiempo en mi cabeza, dándome vuelta la idea de por qué Bolaño había decidido elegir Sonora entre todos los lugares posibles del mundo, por qué había escogido Sonora como escenario literario para enviar a sus poetas salvajes, a sus poetas perdidos, en esa huida que hacen del centro hacia el norte. Y esa pregunta es el hilo narrativo de este documental que utilizo más como un detonador para plantear un viaje de regreso a Sonora, un viaje de regreso a los desiertos, Los desiertos de Sonora es un viaje literario, intelectual, pero sobre todo sentimental, de vuelta a mi casa, al desierto.

–Hay una introspección, es un documental que contiene tu historia. Ya viéndolo como espectadora, ¿qué te deja la existencia de este documental?

–La existencia de este documental me ayudó a transformar mi mirada sobre mi propia tierra. Hice el viaje en el sentido estricto de un viaje, porque este documental es el resultado de muchos viajes que hice entre el dos mil quince y dos mil diecisiete, para construir ese material con el que está hecho el documental, y un viaje también emocional, ambos viajes me ayudaron a renovar mi mirada sobre este lugar y revalorizar todo lo que ha estado allí siempre, que ya conocía pero que de alguna manera todo este proceso de trabajo que contiene mucho componente emocional, me hizo de alguna forma reconciliarme con mi propia tierra de la que me había ido hace años.

–Hay la inclusión de fragmentos de la obra Los detectives salvajes. ¿Cuáles fueron las estrategias o criterios para elegir esos fragmentos?

–Hubo pero no de manera sistemática. El proceso de construcción tanto del guion como del documental, la selección de las frases del libro de Roberto Bolaño, no fue tan sistemático, se fue construyendo poco a poco. Quizá algún criterio si es que lo hay, tiene más qué ver con el guion, de cómo el guion nos iba dando pequeñas pistas para colocar ahí una cita textual. Se fue construyendo de forma más orgánica porque queríamos que dialogaran mi propio texto con el texto de Bolaño.

–¿Bajo qué criterio decides este look de construcción que es a partir de la fotografía y no de video como se usa en un documental convencional?

–Aquí hay una decisión que tiene más qué ver con lo técnico. Queríamos hacer una historia que pudiera ser vista, conocida y consumida por el mayor público posible, y creíamos que la plataforma de la internet nos permitía eso, que la historia llegara al mayor número de gente posible, y decidimos que la estética del documental estuviera sobre todo basada en fotografías, esto tiene qué ver, como digo, más en una cuestión técnica porque el documental así tiene menos peso, una fotografía pesa mucho menos hablando técnicamente, un teléfono, por ejemplo, puede cargar de manera más fácil una fotografía que un video, así la historia se cuenta más rápido, si tú lo ves desde tu celular, con fotografías es más ágil y avanza más rápida la narración.

–En este volver a Sonora, ¿cómo encuentras el estado en general?

–Es verdad que cuando te vas, cuando estás fuera y lejos, ves las cosas también con cierta perspectiva, con esta idea de que siempre ayuda el alejarte un poco de las cosas para verlas mejor, como la fotografía. Eso me ha ayudado a tener una visión quizá más crítica sobre el lugar y he intentado no verla de una manera romántica porque esto de la nostalgia no me va mucho. No sé muy bien cómo veo a Sonora, pero supongo que la veo a cómo va el país también, Sonora no es una isla y de alguna manera también esto influye, que el curso en el que va México también va Sonora.

–¿Con qué momento del documental te quedas?

–Con el inicio del documental, por el color de la luz, el sonido de algunas palabras, ese repentino olor a tierra mojada. Soy de aquí. Juan Villoro dice que existen misterios cotidianos que nos hacen saber que somos de un lugar y no de otro, son justamente esas tres cosas que describo al principio del documental. Y son cosas que también redescubrí en el proceso de construcción de Los desiertos de Sonora.

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