¿Cómo sacudirse culpas ajenas?, se le pregunta a José Antonio Meade Kuribreña mientras toma la autopista rumbo a Saltillo. El clima impidió despegar al vuelo comercial que lo traería directo de la Ciudad de México a la capital de Coahuila y trianguló su trayecto por Monterrey. Sus adversarios le achacan actos de corrupción que tienen en problemas a exgobernadores y otros integrantes del PRI, partido eje de la alianza que lo postuló.

“La razón fundamental por la que me nomina la coalición como candidato, justamente es porque estoy lejos de esos temas”, revira de inmediato el candidato a presidente de la República por la alianza Todos por México, en la que el PRI va de la mano a las elecciones del 1 de julio con el Panal y el Verde Ecologista.

“Puedo acreditar en lo personal, y acabará siendo un tema importante hacia el final de la elección, que se empiece a distinguir quiénes son los candidatos y cuál es su historia, y lo que se acredita de la mía es una trayectoria limpia, alejada de escándalos; una trayectoria de resultados y capacidad”, sostiene el exsecretario de Hacienda, de Desarrollo Social y excanciller.

A poco menos de un mes del arranque, resume la campaña como “difícil y competida”, pero está optimista de poder comunicar sus propuestas y convencer a los electores. “Empieza una etapa de propuestas; creo que el primer debate se va con la agenda de seguridad, corrupción, pobreza y nos permite hacer un contraste con una ciudadanía mucho más atenta de lo que cada una de las alternativas implique”.

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