ESTADOS UNIDOS.- En momentos en que hay varias iniciativas a favor de las armas mayormente varadas en el Congreso, el presidente Donald Trump anunció el viernes que retirará a Estados Unidos de un tratado internacional de comercio de armas, diciéndole a la Asociación Nacional del Rifle (NRA) que el pacto “está sumamente equivocado”.

Trump hizo el anuncio al tiempo que prometió luchar por los derechos de posesión de armas de fuego e imploró a los miembros de la organización _que enfrenta problemas para mantener su influencia_ que respalden su reelección.

Está bajo ataque”, dijo acerca del derecho constitucional a poseer armas de fuego. “Pero no mientras estemos aquí”.

Trump dijo que va a revocar el estatus de Estados Unidos como signatario del Tratado de Comercio de Armas de la ONU, que regula el comercio internacional de armas convencionales, desde pistolas hasta tanques, aviones de combate y buques de guerra.

El presidente Barack Obama lo firmó en 2013, pero no ha sido ratificado por el Congreso. La NRA lo ha rechazado desde hace mucho tiempo.

Bajo mi gobierno nunca le cederemos la soberanía estadounidense a nadie”, dijo Trump, antes de firmar un documento en el escenario en el que le pide al Senado que suspenda el proceso de ratificación. “Nunca permitiremos que diplomáticos extranjeros pisoteen la libertad de la Segunda Enmienda (constitucional)”.

La Segunda Enmienda a la Constitución de Estados Unidos garantiza el derecho de los ciudadanos estadounidenses a poseer y portar armas, entre ellas las de fuego.

Los activistas a favor de las armas criticaron el tratado cuando se negociaba, diciendo que era una violación de los derechos de los ciudadanos de poseer armas, pese al principio legal de que ningún tratado puede sobreseer la Constitución ni las leyes de Estados Unidos.

El tratado busca combatir el comercio ilegal de armas cortas, reduciendo con ello la violencia en algunas de las regiones más agitadas en el mundo.

La decisión contra el tratado se anuncia en momentos en que Trump trata de avivar una organización que fue clave en su victoria en las elecciones de 2016, pero que, tres años después, trastabilla dividida y disminuida hacia la próxima elección, el año próximo.

Es un cambio de fortunas que ha asombrado a los observadores y genera interrogantes sobre el poder de la agrupación para los comicios de 2020.

Nunca he visto a la NRA tan vulnerable”, opinó John Feinblatt, presidente de Everytown for Gun Safety, un grupo sin fines de lucro que promueve medidas de control de armas.

En los meses que siguieron a la elección de Trump, la NRA parecía estar tocando el cielo. Tras gastar decenas de millones de dólares en la contienda presidencial, su candidato llegó a la Casa Blanca. Los republicanos controlaban las dos cámaras del Congreso. El grupo tenía planes ambiciosos para aflojar las regulaciones de armas a niveles nacional y estatal.

En lugar de ello, gran parte de la legislación que la NRA deseaba se ha estancado, en parte debido a una serie de tiroteos graves, entre ellos la masacre en una escuela en Parkland, Florida, que dejó 17 muertos y lanzó un movimiento juvenil contra la violencia con armas de fuego que ha tenido un impacto poderoso.

Al mismo tiempo, la organización lidia con luchas internas, está perdiendo dinero y enfrenta una serie de investigaciones sobre sus prácticas, incluso acusaciones de que agentes rusos encubiertos que querían influir en las elecciones de 2016 cortejaron a sus funcionarios y canalizaron fondos a través del grupo. De hecho, antes de que Trump hablara el viernes ante la NRA, Maria Butina, una declarada agente rusa, fue sentenciada en Washington.

La NRA, opinó Adam Winkler, un profesor de derecho de UCLA y experto en políticas de armas, además ha cambiado drásticamente sus mensajes en los últimos dos años. Su servicio NRATV ha estado promoviendo una serie de ideas políticas de extrema derecha que han alejado a algunos de sus miembros.

Al mismo tiempo, el estado de ánimo de la ciudadanía ha cambiado. Un sondeo en marzo de AP-NORC encontró que un 67% de los estadounidenses creen que las leyes de armas de fuego deben ser más estrictas, arriba del 61% en 2017.

 

emb

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