La madre de familia acusa prepotencia por parte del personal de la aerolínea a las peticiones de atención para su hijo que tiene parálisis cerebral.

Debido a que un supervisor de la aerolínea Interjet le negó el abordaje a Liliana Martínez Gama y sus tres hijos (una menor de edad y otro con discapacidad), la familia lleva más de 24 horas en las instalaciones del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM).

Pasaron una noche incómoda, sin poder dormir, en la cafetería de los ex trabajadores jubilados de Mexicana de Aviación en la terminal 1, quienes les brindaron el espacio al ver a los afectados desesperados e inquietos por no poder regresar a su casa en Los Cabos.

Hasta el momento la aerolínea no ha fijado su postura. En tanto, la afectada ya acudió a los módulos de la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco).

En entrevista con La Jornada, Liliana Martínez, mesera y trabajadora del hogar, viajó a la capital del país para llevar a consulta a su hijo José Francisco, de 21 años, al Instituto Nacional de Rehabilitación, quien requiere atención y cuidados permanentes y especiales debido a su escoliosis severa y parálisis cerebral que padece.

Ayer al tratar de documentar su equipaje en los mostradores de Interjet del AICM y realizar los trámites correspondientes, dice que recibió un trato indiferente, grosero y prepotente del personal. “Les pedí que pusieran etiquetas adecuadas a mis equipaje y cinturones para mi hijo. No me dieron información adecuada para trasladar la silla de ruedas personal que usa mi hijo. Me argumentaron que tenían mucha gente y que no podían hacer las cosas.

Asevera que también los supervisores le negaron apoyarla. “Lo peor es que me trataron como delincuente cuando pedí algo que como prestadores de servicio que me negaron e impidieron que pudiera regresar a casa. Mi vuelo salía a las 3:50 de la tarde. Llegamos a medio día, seguimos aquí. El supervisor de manera prepotente y grosera me dijo que no iba a poder volar nuevamente por Interjet, que me iba a vetar y no iba a regresar a mi casa y que le hiciera como pudiera por no acatar órdenes cuando documentaba maletas, sólo por pedir que me trataran adecuadamente”.

Hasta el momento no ha podido viajar ya que lamenta que no tiene dinero para desembolsar de nuevo los más de 10 mil pesos de los cuatro boletos por falta de recursos. “El poco dinero que tengo es para darles de comer a mis hijos. Tengo que pedir prestado. Que tengan en cuenta que la vida de las personas o familias que tenemos a una persona con discapacidad es muy difícil. Nadie se puede poner en nuestros zapatos. Siempre nos encontramos obstáculos y gente que se burla de nosotros y no debe ser así.

“Nosotros no tomamos como pretextos a nuestras familias para tener algún beneficio. Los estacionamientos azules o las filas especiales no son un lujo, realmente hay personas que no pueden estar mucho tiempo en las sillas, por eso hay ese pequeño camino que nos ayuda y nuestros familiares puedan salir e integrarse a la vida”.

Luego de medio dia Liliana Martínez y sus tres hijos pudieron documentar  equipaje y abordar el avion rumbo a Los Cabos, donde vive, luego de que personal de la aerolinea le ofrecio una disculpa.

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