Mujer ingresa por su propio pie y muere tras una serie de complicaciones que supuestamente no fueron atendidas.

Por ser víctima de una negligencia médica que le provocó la muerte cuando se encontraba internada en la Unidad Médica de Alta Especialidad (UMAE) del Instituto Mexicano del Se­guro Social (IMSS) en Ciudad Obregón, familiares de Olga Eva Pimentel García tomarán accio­nes legales en contra de quién resulte responsable.

Por: Michel Inzunza

De acuerdo con el relato de Alberto Cota Pimentel, hijo de la víctima, el pasado 9 de noviem­bre su madre ingresó a la clínica para ser intervenida de una ci­rugía de corazón.

Aunque la cirugía se tenía programada para el 12 de no­viembre, fue el 15 cuando se operó y dos días antes la pacien­te presentó un cuadro de tos, sin ser atendida.

Un día después de la opera­ción se le diagnosticó neumonía y se concluyó que debería de permanecer con un respirador durante más de 15 días.

Su cuadro fue agravándose, recordó, y las grapas que cerra­ban la herida no se retiraban a los 15 días de operada, tanto las que sujetaban el esternón como las heridas quirúrgicas que tenía en la pierna izquierda, en donde se inició una secreción serosa.

El señor Jesús Alberto Cota Lara, esposo de la paciente y médico de profesión, solicitó al cardiólogo de guardia que retira­ra las grapas y la respuesta que obtuvo es que solicitarían una interconsulta al servicio de ciru­gía.

El procedimiento ocurrió 30 días después a la cirugía, compli­cándose las heridas.

Además, al pasar a terapia in­termedia, 15 días después de la operación, la paciente sufrió un trastorno neurológico que los mé­dicos catalogaron como alucina­ciones. Otro día por la mañana, Olga Eva no presentaba reacción a estímulos, ante dicha situación, su esposo realizó personalmente un estudio de medición de gluco­sa.

El resultado fue de 25mg/ dl, cuando lo normal no debe de bajar de 100mg/dl y esa fue la causa de la inconsciencia, señaló, por lo que se dio aviso al médico de guardia, quien avisó que no se habían hecho las mediciones de glucosa desde la noche anterior por negligencias del servicio de enfermería.

Al informar al subjefe de Me­dicina Interna, el doctor Sán­chez Arteaga, se ordenó que el esposo de la paciente no reali­zara ninguna exploración física por cuenta propia. La misma respuesta obtuvo por parte del doctor Sergio Figueroa, jefe de Servicio. Los familiares sólo pu­dieron cumplir con las visitas reglamentarias, las cuales se re­trasaban hasta media hora, seña­ló, y para ingresar al área se pedía portar bata, tapaboca y guantes, mientras que el guardia ingresaba sin ningún equipo de protección.

En una ocasión una doctora in­formó al esposo de la paciente que ésta presentaba ruidos pulmona­res sugestivos de neumonía. Otra doctora dijo que eran espasmos bronquiales. Ante el desconcierto, el esposo ingresó con un estetosco­pio para auscultarla y se percató que su mujer tenía un orificio en la piel, ubicado en la parte baja del esternón. De la herida segrega­ba material serohemático que escurría hasta las sábanas que cubrían el colchón y que nadie había tomado medidas para re­solver, porque el personal no lo había notado. Al acudir con el doctor Vargas, jefe de Cirugía Cardiotorácica, se informó que el cirujano que operó a Olga Eva entraría de vacaciones al día siguiente ya que había tomado su periodo un día después de la operación.

Dicho médico regresó al día siguiente, indicó, y ese mismo día le operaron nuevamente la pared torácica y se determinó que los anticoagulantes debían de haberse retirado 15 días des­pués de la operación. Los días posteriores la paciente perdió mucha sangre, hemorragia que provenía del recto y la cual nun­ca cesó.

Finalmente, el esposo de la paciente solicitó su traslado al Hospital General de Zona, en la ciudad de La Paz, Baja Califor­nia Sur, en donde falleció el 11 de enero de 2019.

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