“Hablar del emporio construido por Joaquín Guzmán Loera sin incluir a San Luis Río Colorado, sería una notable omisión” sentenció el periodista días antes de ser asesinado

El recién fallecido periodística Santiago Barroso utilizaba la libertad de su columna “Sin Compromisos” para fluir la letra y la palabra todo soportado bajo la denuncia como lo demandaba su carácter entregado al periodismo enmarcado en un país sangrado por el narcotráfico.

Los últimos textos de Barroso: “SLRC, la Ruta del Chapo” y ” La rifa del tigre” delinean las complicidades entre el cártel de Sinaloa sobre el Estado de Sonora y cómo la influencia del crimen organizado engulle las instituciones locales, este caso, habló sobre la labor de seguridad que enfrentará el comandante municipal Luis Edgar Labra contra el narco.

El emporio de El Chapo en San Luis Río Colorado

En la columna SLRC, la Ruta del Chapo, publicada el pasado 15 de febrero concluye que El Chapo se adueñó de la plaza fronteriza de San Luis Río Colorado para el trasiego de narcóticos, al apuntar que el capo “cavó al menos media docena de narcotúneles a lo largo de la frontera con San Luis, Arizona (con un valor de entre 2 a 3 millones de dólares)”

“Hablar del emporio construido por Joaquín Guzmán Loera sin incluir a San Luis Río Colorado, sería una notable omisión […] Para nadie es un secreto, por su ubicación geográfica, la frontera Noroeste de Sonora es un punto estratégico para concretar el cruce de droga a Estados Unidos” 

Para explicar cómo Sinaloa se metió en el corredor Sonora-Arizona, describió que fue necesaria la caída de Miguel Ángel Félix Gallardo, en sociedad con Héctor “El Güero” Palma. Entrada la década de los noventa contó que José Luis Angulo Soto, alias el “Mi Niño” fue el primer hombre al que le confió la plaza.

“‘Mi Niño’, apodado así por la corta edad a la que empezó su carrera criminal, abrió brecha con su primo Adán Cázarez Angulo y la banda de Los Alacranes.

Ellos, junto con Eduardo Barraza Gastélum, “El Pony”, llegaron a amasar tanto poder que tuvieron la osadía de robar 476 kilogramos de cocaína de las oficinas de la PGR. “

Barroso fue enfático, el Cártel de Sinaloa demostraba su poder de manera cínica en la cara de una dependencia federal de seguridad.

Con una actitud temeraria en su columna, el periodista Barroso continuó con una nutrida lista de nombres del Cártel de Sinaloa entre los que figuran: “Nacho” Avilés, un pariente del legendario narco de los años setenta Pedro Avilés; Reynaldo (“El Rey” Heras); Víctor Manuel Contreras Espinoza, “La Tamalera; Gonzalo Inzunza, “El Macho Prieto”; Manuel Garibay Espinoza, “El Manuelón” o “El Michoacano”.

Barroso sostuvo que estos personajes vinculados al Chapo Guzmán “eran extremadamente violentos” por lo que “confió el mando a Armando López Aispuro, alias “El L” o ‘El Licenciado'”.

El desafío de Luis Edgar Labra 

En La Rifa del Tigre puntualizó el paradigma que enfrentan las instituciones de seguridad local con el narcotráfico tras la llegada del mando policiaco Luis Edgar Labra como Director de la Policía Municipal de San Luis Río Colorado.

“El actual comandante de la Policía Municipal recibió una encomienda equiparable a las que le asignan al intrépido Ethan Hunt en la saga de acción Misión Imposible. Una tarea tan compleja y complicada cuya resolución pareciera resumirse precisamente en el título de esa película. “

El periodista asesinado refirió que Labra cuenta solo con la mínima cantidad de 250 elementos, “además, asumió las riendas de la corporación con una legislación exageradamente rigurosa en cuanto a control de confianza, lo que ha provocado que ese déficit de elementos”.

El otro lastre que enfrenta el funcionario desingnado apenas en septiembre del año pasado es la influencia del crimen organizado, el cual acarrea “corrupción policiaca e impunidad”.

Las opciones que remarcó para el mando policiaco son las siguientes:

“1) Dejar que la incidencia delictiva siga su cauce natural y escudarse en el trillado argumento de que la función de la Policía Municipal es preventiva –echarle, pues, la bolita a las corporaciones estatales y federales de los altos índices de inseguridad.

2) Encarar el crimen organizado bajo un par de vertientes: el combate frontal (a ver de cuál cuero sale más correa) o la negociación –el primero, poco recomendable, porque equivale a ponerse con Sansón a las patadas, y el segundo… Qué buen punto, ¿verdad?”

Al final concluye que la educación es la vía para enfrentar un problema que se ha profundizado a un nivel sistémico y por otro lado apunta “pactar con el narco es una práctica común y en ocasiones, cuando las cosas se salen de control, recomendable”.

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