El Estudio de país, México (1994-1996) concluyó que México es muy vulnerable al cambio climático y estudios posteriores lo han confirmado así. El panorama no es nada alentador. La agricultura de temporal (que depende de las lluvias de verano) sería radicalmente afectada; la de por sí escasa agua disponible disminuiría. Asimismo, los bosques, particularmente los templados, podrían reducirse al no tener condiciones climáticas adecuadas para su desarrollo.

 

 

 

De acuerdo con el informe de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), México y el cambio climático global de Cecilia Conde, el cambio del clima global está asociado, entre otros factores, a ciertas actividades humanas iniciadas desde la Revolución Industrial, tales como la quema de combustibles fósiles (petróleo, gas y sus derivados, como la gasolina). Lo que provoca que el bióxido de carbono en el planeta haya aumentado 30 por ciento. La abundancia del gas evita que escape de la Tierra la energía que llega del Sol, el llamado efecto invernadero. Como resultado de esto, se calienta la superficie terrestre y marina, aumenta el nivel del mar, hay cambios en los patrones de lluvia y eventualmente pueden incrementarse las ondas de calor y otros eventos climáticos que afectan a la sociedad y a las diversas especies animales y vegetales.

Son múltiples los impactos que tiene y podría tener cambio climático en México, según el reporte México ante el cambio climático de Greenpeace. Como consecuencia del efecto invernadero, los incrementos en la temperatura que antes transcurrían a lo largo de diez mil años ahora se dan en unas pocas décadas, por dicha velocidad se rebasa el potencial de adaptación biológica de flora y fauna que podría extinguirse.

Los mares padecen el aumento de temperatura. El funcionamiento de lagunas de manglares y arrecifes coralinos, de por sí bajo presión por el crecimiento explosivo de desarrollos costeros, es alterado el calentamiento global. Lo anterior puede parecer lejano para la actividad humana, sin embargo también se registró la elevación del nivel del mar. Desde que se lleva la estadística se han detectado aumentos hasta de hasta 20 centímetros. Además, existe una mayor incidencia de tormentas extremas en costas del Pacífico.

El alza de la temperatura de los océanos tiene un efecto dominó en las especies relacionadas con el mar. Los cardúmenes de peces pelágicos, tales como la sardina y la anchoveta experimentan un descenso en su población, lo que repercute en todo el ecosistema: las aves marinas no logran su anidación por falta de alimento, miles de polluelos mueren; además que la flota pesquera sufre enormes pérdidas. De continuar los factores causantes del calentamiento global, estos fenómenos no solo seguirán, sino que se agudizarán con los años.

Sobre los ecosistemas en tierra firme, el reporte de Greenpeace señala que se espera un aumento de temperatura y probablemente una disminución en la precipitación pluvial, factores que afectarán los ecosistemas y especies ligados con climas frescos y húmedos. Lo que quiere decir que las grandes planicies del centro de México sufrirán los principales efectos, mientras que las cadenas montañosas podrán actuar como refugios al permitir que muchas especies migren distancias pequeñas para mantenerse dentro de climas favorables. Lo que tendrá serios efectos socioeconómicos hasta ahora difíciles de cuantificar.

Además, el informe de Greenpeace advierte que los fenómenos derivados del cambio climático podrían provocar movimientos migratorios, principalmente por sequías e inundaciones.

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